INTRODUCCION
Una mirada múltiple
¿Con las virtudes que olvidé me puedo hacer un traje nuevo?
Pablo Neruda
Tres grandes temas hacen parte de la preocupación del hombre de finales de milenio y no sólo de la reflexión de teóricos, humanistas, políticos, etc. También han sido incorporados en las agendas internacionales como prioridades básicas: la Pobreza, la Violencia y el Medio Ambiente.
En los tres encontramos la convergencia de los problemas que nos angustian y no sería arriesgado afirmar que el hombre en el transcurso de su historia busca afanosamente la solución sin encontrarla. ¿Pero qué ha sucedido que ésta, antes que hacerse realidad, se desplaza hasta convertirse en algo inalcanzable? ¿Cuál es la razón por la que los grandes esfuerzos en búsqueda de las soluciones se desvirtúan y pierden el sentido? ¿En dónde se puede ubicar la raíz de esos problemas? ¿Cuáles serían las soluciones?
Paleontólogos y paleobiólogos contemporáneos sostienen que la destrucción antropogénica actual a escala mundial jamás ha ocurrido en la historia de la tierra, que es única y que, en caso de no ser detenida o al menos sensiblemente mitigada, podría conducir a la primera extinción masiva real de todas las formas de vida que han evolucionado, desde hace más o menos tres mil quinientos millones de años, en un proceso admitidamente inconstante, pero nunca realmente discontinuo.
Parece que la crisis ambiental del presente se constituye en un detonante de crisis de la civilización en su conjunto y que sólo un nuevo orden cultural permitiría garantizar la continuidad de la complejísima trama de la vida y, en virtud de ello, la supervivencia de la especie humana.
El conocimiento en todas sus formas avanza y así también ocurre con su aplicación. La ciencia y la tecnología imponen ritmos y crean un mundo infinito de cambios sustanciales en las formas de vida; las culturas locales, al recibir el impacto de otras más hegemónicas, hacen un rápido recorrido hacia su planetarización o destrucción; el gran desarrollo de las comunicaciones y la circulación de la información nos crean contradicciones que todavía no comprendemos. Estamos más informados pero parece ser que sabemos menos; en palabras de Jesús Martín Barbero: «Al sentirme enterado de lo que pasa, tengo la tramposa sensación de estar participando, actuando en la sociedad, de ser protagonista, cuando sabemos que los protagonistas son otros y bien pocos».
Estamos más cercanos a otras culturas pero parece que perdimos el arraigo en lo propio; avanzamos de forma tremenda en las técnicas pero los problemas se agrandan, la mayor comunicación no significa una conciencia solidaria con el que sufre. Podría afirmarse que el efecto ha sido el contrario: mayores niveles de insensibilidad y radicalismo. Aún hoy, después de siglos de reflexión, el hombre soluciona sus problemas de manera violenta y ésta, que había sido utilizada para resolver los conflictos políticos, ha penetrado la cotidianidad, la vida misma se ha vuelto violenta.
La comunicación cotidiana se realiza en términos estratégicos y el ser humano transita hacia un individualismo exacerbado que tergiversa de forma generalizada el mundo de las indivi-dualidades. El interés particular se antepone al general. Las relaciones humanas en el seno de la familia, la escuela, el barrio, las comunidades, el trabajo se han visto afectadas desfavorablemente por el miedo producido por la violencia, la incertidumbre, la injusticia. La brecha cada vez mayor entre países pobres y ricos muestra que el equilibrio está lejos de producirse.
Podríamos afirmar que la vulnerabilidad de los grupos des-protegidos aumenta en los países del Tercer Mundo, el niño, la mujer, el anciano, los inmigrantes son objeto de la injusticia y la discriminación. A pesar de los esfuerzos realizados por mejorar las condiciones y posibilidades de una mejor calidad de vida, el camino por recorrer es largo y azaroso.
Los derechos humanos son violados sistemáticamente y se fortalece lo que podríamos llamar una ética de la complacencia y la indiferencia. Somos indiferentes a lo que sucede al vecino, al compañero de trabajo, al transeúnte, a la mujer violada, al niño abandonado, a la soledad del anciano, a los otros seres que hacen parte de este planeta; los animales, al ser considerados seres menores, parecen haber sido condenados a pena de muerte y la naturaleza ha sido arrasada en una carrera desenfrenada por la supervivencia de una sola de las especies, la más razonable e inteligente: LA HUMANA.
El planeta que hace relativamente muy poco no sabíamos con certeza si era o no el centro del universo, ha sido paciente y benévolo con nosotros, la naturaleza perpleja con nuestro proceder a veces se sacude y como en una señal de advertencia o en una demostración modesta de su poder nos dice en un lenguaje claro que no estamos solos, que hay otras fuerzas más poderosas.
En tiempos difíciles miramos todavía a los cielos y ponemos los ojos en la religión, en otras ocasiones creemos hallar respuestas en la política o en las ideologías y creamos movimientos emancipadores que puestos en la práctica se derrumban por hechos ajenos en múltiples casos al proyecto en sí. Las imágenes que en esta década inundaron nuestras casas son evidencias claras de que en materia de comprensión hemos retrocedido: Ruanda, los bombardeos de Bagdad, Chechenia y Sarajevo, y la gran Crisis Ambiental serán, para generaciones futuras, símbolos claros de que lo que hacemos no se compadece mucho con lo que pensamos o decimos.
El desafío inmediato es actuar rápidamente sobre los problemas actuales pensando en soluciones de largo aliento y de esfuerzos conjuntos.
JUSTIFICACION
El ambiente: un asunto diverso
El rápido proceso de crecimiento de las sociedades industriales pone a la sociedad mundial frente a problemas que no pueden ser considerados fenómenos de crisis específicos de tales sociedades. Uno de estos fenómenos de crisis es la ruptura del equilibrio ecológico. La sociedad ha desplazado sus límites a expensas de su ambiente hasta el punto de tropezar con barreras de capacidad de la naturaleza exterior.
Este proceso se ha acelerado en las últimas tres generaciones cuando el ritmo de crecimiento absoluto de la población humana y de su capacidad de intervención sobre las demás especies y los recursos ha traído una consecuencia lógica y predecible: la destrucción y eliminación de millones de especies vivas y el deterioro irreparable de las delicadas relaciones que mantenían el equilibrio natural original.
El desequilibrio producido por este tipo de relación supone un acercamiento a los límites máximos de explotación de la naturaleza. Fenómenos que presentan características dramáticas, tales como la destrucción de la capa de ozono, la lluvia ácida, el calentamiento global, pueden asumirse como advertencias de que es necesario actuar de manera inmediata y global sobre los actuales modelos económicos de crecimiento y sobre los patrones tecnológicos vigentes.
Desde esta perspectiva, es importante empezar a pensar en la necesidad de construir una racionalidad ambiental que posibilite un desarrollo económico que respete el equilibrio natural, es decir, en condiciones ecológicamente sustentables. Esta racionalidad podría facilitar alcanzar niveles de crecimiento humano cercanos a la tasa anterior de reemplazo, niveles racionales de extracción de recursos y utilización de las otras especies que no pongan en peligro su existencia, y el logro de una minimización del impacto de la producción de residuos. Así mismo, tendría que propender a mantener el equilibrio de los ecosistemas y la diversidad de la vida presente en cada uno de ellos.
En este proceso de conservación de la diversidad de la vida, la diversidad de las culturas humanas desempeñaría un papel primordial. Por esta razón, rescatar el valor de la diversidad cultural como potencial de soluciones a problemas ambientales en determinados ámbitos resulta tarea imperativa desde el punto de vista educativo. Así mismo, en el camino hacia la consolidación de tal racionalidad ambiental, la incorporación efectiva de nuevos valores éticos a la vida individual y colectiva, y la estructuración de normas ambientales (cuya construcción y apropiación de modo consensual y dialógico es presupuesto de su efectiva operatividad) orientadas a la mitigación y prevención reales del deterioro ambiental, son tareas eminentemente educativas.
Prioridad: un nuevo ciudadano,
una nueva cultura
Las preguntas que nos hacemos los colombianos no son distintas a las que en estos momentos recorren el mundo y no tendría por qué ser de otra manera. No sólo se han internacionalizado las economías, también con gran parte de los problemas ha ocurrido lo mismo: narcotráfico, enfermedades (SIDA, cólera), hambrunas, terrorismo, crisis ambiental, empobrecimiento de las clases sociales más bajas; la crisis de valores y la corrupción son asuntos de agendas de países pobres y ricos.
Todo parece indicar que la solución de los problemas, o al menos la posibilidad de contribuir en buena medida a ella, debería partir de la necesidad de consolidar un nuevo ethos y una nueva cultura, espacio en el cual la educación tendría que ser reconocida y valorada como un dispositivo clave. Podría pensarse la educación ambiental como un discurso crítico de la cultura y de la educación tradicional.
Al referirse al nuevo ciudadano o al cambio cultural no se está hablando de una ruptura radical con el pasado, sino de la necesidad de dar nueva vida, en el contexto de una cosmovisión secular, a valores fundamentales para iniciar el camino de una reinvención colectiva de las formas de hacer la política, de planear la economía, de educar y, en el plano más general, de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza.
El Salto Social hace especial énfasis en el logro de una sociedad equitativa; más participativa; solidaria y respetuosa con los derechos humanos; consciente de nuestra identidad y de la necesidad de conservar nuestro capital cultural, social, ecológico y humano.
El logro de esos objetivos está estrechamente relacionado con nuestra capacidad de movilización colectiva, es asumir las responsabilidades de la ciudadanía y participar en la búsqueda del consenso. Desarrollar actitudes flexibles y una gran disposición a aprender. Los procesos de participación se entienden como procesos pedagógicos que permiten no sólo la comprensión de la democracia, sino que posibilitan vivir en ella. La Constitución abrió caminos y sólo colectivamente podrán ser construidos: desde la familia, la escuela, el trabajo, la calle, el barrio, el Estado. Una invitación a reinventar el papel de padres, maestros, alumnos, trabajadores, vecinos y funcionarios. Una ética de la convivencia y de la responsabilidad, una ética ciudadana que reconozca la pluralidad, nuestro carácter multiétnico y facilite la comunicación fértil y fluida. Se hace imprescindible que iniciemos el cambio hacia un proyecto civilizador que, en palabras de la Misión Ciencia, Educación y Desarrollo, «de un nuevo sentido y significado a la vida colectiva de los colombianos, con culturas de paz y convivencia y esto debe gestarse con la participación equitativa de toda la nación».
Los cambios necesarios en lo individual no son sólo responsabilidad del sistema educativo, es una acción conjunta de todas las fuerzas sociales, un compromiso que es fundamental generalizar: el cambio de actitud que permita hacer una transición del país en el que vivimos al país que imaginamos y deseamos.
Podría afirmarse que el nuevo ciudadano es aquél que esté comprometido a participar concertadamente en el proceso continuo de construcción de una nueva cultura, una nueva sociedad, un nuevo país y lo hace consciente de que es parte responsable de lo que sucede en el planeta y de lo que ocurrirá en el futuro.
OBJETIVO GENERAL
Estrategia fundamental: la educación, un hilo fuerte
Ser conscientes de los grandes desafíos que debemos asumir es estar preparados para salvar los obstáculos que se presenten y para comprender que el proceso es difícil, complejo e inacabable.
Concertar las políticas, crear los compromisos y asumir las responsabilidades serían papeles fundamentales de las instituciones del Estado.
Los cambios que es necesario impulsar se entrelazan unos con otros y sería poco práctico no actuar integralmente sobre ellos. El medio ambiente, la economía, la cultura y la educación hacen parte del mismo proyecto del desarrollo humano sostenible, las acciones o políticas deben ser pensadas en ese sentido.
Impulsar un modelo de desarrollo sostenible que sea eficaz tiene que ver con alcanzar las metas económicas propuestas: menor inflación, mayor empleo, mayor equidad; así como con mejorar la calidad de vida, mejores ciudades, mejores servicios; con preservar los recursos naturales, promover la defensa de la biodiversidad; con lograr una mayor igualdad, reconocer las diferencias culturales y étnicas, establecer políticas determinantes en materia de mujer; con propiciar el cambio cultural, modificar actitudes y lenguajes de confrontación, asumir valores democráticos y defender los derechos humanos. Podría afirmarse que es reencontrar en este concepto de desarrollo principios básicos de la humanidad.
El desarrollo humano sostenible es un modelo que nos obliga a cambiar radicalmente nuestras formas de producir, de vivir y de actuar, tanto en el plano de la política como en el de la vida cotidiana. Un cambio de esta magnitud no sólo requiere de muchos años para su asimilación sino también de un infinito número de compromisos y acciones conjuntas.
Compromisos y acciones que en la educación formal hacen especial referencia al problema de la calidad. La Misión Ciencia, Educación y Desarrollo enfatiza los efectos negativos de la baja calidad: «la baja calidad de la educación formal en los niveles primario y secundario incide negativamente sobre la educación superior, sobre la eficiencia y efectividad del sector productivo, científico y tecnológico y sobre los elementos civilizadores y el desempeño cultural y cívico de la población. El impacto negativo se observa también en la calidad de la fuerza laboral así como en la falta de valores de solidaridad, convivencia pacífica, respeto por la vida y equidad.»
Es menester iniciar procesos de cambio que posibiliten pensar una Colombia distinta, en donde nuestra ciudadanía sea valorada en su más amplia visión y el colombiano entienda y acepte la necesidad de identificarse con un proyecto de sociedad democrática.
La estrategia hace énfasis en lo integral, es decir, entendemos lo ambiental como un asunto político, económico, social y cultural. Lo permanente, asumido como la necesidad de realizar acciones de largo plazo. Lo participativo, como un sentido de cooperación que permitiría unir esfuerzos en la búsqueda de la solución a problemas ambientales. Lo regional, visto como el mecanismo que favorecerá los procesos de descentralización en beneficio de la eficiencia. En suma, es preciso considerar la educación como el hilo con el cual deberíamos entretejer colectivamente el nuevo orden cultural.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
Los propósitos
Se entiende que la política ambiental en su conjunto es educativa. Que el cambio cultural debe ser un compromiso colectivo en donde cada ciudadano asuma su papel social con una mentalidad solidaria y cooperativa.
En este sentido, la educación ambiental se orienta hacia la producción de cambios sustanciales en las maneras de pensar y actuar, no sólo en relación con el medio sino también, y principalmente, en nuestras relaciones con el otro.
La acción educativa del Sistema Nacional Ambiental fortalecerá una cultura ambiental solidaria, equitativa y no violenta que entienda y acepte nuestra diversidad cultural y las diferencias regionales y étnicas.
Una educación ambiental que facilite la comprensión de los grandes problemas del deterioro socio-ambiental, sensibilice y comprometa a los colombianos en la urgencia de participar activamente en la formación del país que deseamos. La educación ambiental estaría orientada hacia la creación de espacios de intercambio y comunicación en los cuales el ciudadano tendría la oportunidad de aportar a la construcción de un proyecto colectivo de sociedad. En este sentido, animar procesos de participación que conduzcan a la concertación de la voluntad general sería una de las metas de la educación ambiental. Es claro que en una cultura en la cual se ha consolidado una visión egocéntrica del ser ciudadano, el transitar en búsqueda de la cooperación, la tolerancia, la responsabilidad y la solidaridad sociales es uno de los propósitos más loables.
ESTRATEGIAS Y METAS ESPECÍFICAS
Estrategias pensando
en el próximo milenio
Primera
Las instituciones educativas:
espacios fértiles para el cambio
Cambiar las formas de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza es una misión que tiene que ver con la política, pero principalmente con la educación. Al pensar la educación como el elemento principal de ese cambio debemos estar alertas y reconocer que lo educativo supera las fronteras de la escuela y la universidad y penetra de manera clara el ámbito de los medios de comunicación, la familia, el trabajo y la calle.
La educación desde esta perspectiva no tiene límites temporales o espaciales, adquiere un sentido permanente y ocupa todos los espacios de la vida social: aprender es un proceso continuo en el cual se estrechan cada vez más las distancias entre lo que sabemos y lo que somos.
En este sentido, la educación ambiental debe estar ligada de manera indisoluble a los proyectos educativos de transformación de las instituciones educativas, los ambientes de trabajo, los comportamientos ciudadanos, las formas de gobernar y administrar los recursos de la nación, de los municipios y de las localidades y la gestión ambiental.
El compromiso de la educación ambiental en las instituciones es, además de crear conciencia y sensibilización sobre los problemas de deterioro, depredación, explotación no planificada de los recursos naturales, etc., impactar de manera decidida la calidad de la educación llamada formal y fomentar el cambio de actitudes hacia comportamientos ciudadanos democráticos, no depredadores y no violentos.
Es preciso destacar que, en palabras de Fernando Savater, «lo humanamente importante del hombre no es que entiende (y por lo tanto utiliza y domina) el mundo, sino que se entiende con los demás hombres (y por lo tanto, en cierta medida, renuncia a utilizarlos y dominarlos).» Este sentido nos permitiría orientar lo educativo ambiental con una perspectiva adicional: facilitar el entendimiento de los colombianos y propiciar un ambiente humano en los cuales la armonía y la solución pacífica de los conflictos ocupen la cotidianidad.
Tener como horizonte el mejoramiento de la calidad en el ámbito de la educación formal - especialmente en la educación básica - significaría, en principio, reconocer la policromía de la cultura nacional y la posibilidad y acaso la necesidad de entretejer en forma coherente sus distintas expresiones en torno a la misión educativa; en el plano institucional y operativo, implicaría actuar en estrecha cooperación con aquellas instituciones y entidades que laboran con ese propósito y, sobre todo, estimular y garantizar la gestión autónoma de las comunidades mismas - en sus diferentes niveles - en la elaboración de sus propios proyectos educativos. En el plano sustantivo, la educación ambiental, entendida en su sentido más amplio como crítica de la cultura y de la cultura escolar tradicional en particular, podría contribuir de manera decisiva a ese proceso de mejoramiento de la calidad en que nos encontramos empeñados y adquirir su verdadero sentido en la medida en que se integre de modo sustancial a los Proyectos Educativos Institucionales y se materialice en la práctica escolar misma.
La incorporación de la dimensión ambiental a estos proyectos educativos demandaría en primer lugar una seria y continuada reflexión sobre el concepto mismo de lo ambiental por parte de los agentes de las comunidades educativas. Sin embargo, proponemos poner en juego, con todas las dificultades que ello entraña, que lo ambiental impregne o atraviese por así decir el proyecto educativo institucional en su conjunto y vincule a la misión institucional lo ambiental como parte fundamental. Con esto queremos significar que lo ambiental no debería atravesar solamente los saberes de carácter instrumental y evaluativo que circulan en la escuela y que constituyen la cultura escolar propiamente dicha, sino también las relaciones sociales mismas por cuya mediación son transmitidos esos saberes y las formas organizativas que generan estas relaciones sociales. En otras palabras, sería preciso y quizá deseable ambientalizar las instituciones educativas en su conjunto, pero su sentido tendría que ser definido por las comunidades educativas.
En el nivel universitario la incorporación de la dimensión ambiental a los curricula de las carreras establecidas ha venido realizándose de una manera tradicional, predominando una visión reduccionista, simplificada, de la problemática ambiental. O bien se reduce aquélla al anexo de cursos de ecología en la mayoría de los programas universitarios, o bien, como sucede en el caso de las carreras tecnológicas, a la introducción de cursos sobre contaminación y tecnologías para su manejo.
Sin embargo, la formación ambiental en el plano universitario debería ir más allá de la incorporación de éste o aquel curso de ecología en los contenidos curriculares actuales. El saber ambiental es un saber emergente, un saber en construcción, que, como señala E. Leff, atraviesa y problematiza los paradigmas actuales del conocimiento y la estructura académica del sistema educativo. La problemática ambiental exige la producción de nuevos conocimientos a las distintas ciencias y, por tanto, la configuración de nuevos espacios de saber y la transformación de sus paradigmas teóricos. De este modo, la incorporación de la dimensión ambiental a los programas de formación a nivel universitario demanda en primer lugar generar y sistematizar el saber ambiental emergente en cada una de las disciplinas. Para ello es necesario que las universidades realicen antes que nada esfuerzos para configurar las líneas temáticas que orienten el desarrollo del conocimiento y la producción de ese saber ambiental. Este proceso sólo es posible mediante un trabajo teórico y de investigación. En consecuencia, es necesario posibilitar espacios de investigación interdisciplinaria orientada a problemáticas ambientales específicas.
El proceso de incorporación del saber ambiental en los currículos universitarios plantea entonces la necesidad de generar estrategias como la de concentrar esfuerzos en la formación de investigadores, docentes, núcleos y redes de investigación especializada; fomentar una fuerte interacción entre las universidades y los institutos científicos que hacen parte del Sistema Ambiental Nacional y propiciar el desarrollo de programas académicos conjuntos (maestrías y doctorados). Es preciso además establecer seminarios permanentes de profesores para discutir nuevos métodos de investigación, para reelaborar los conocimientos y saberes ambientales y para perfeccionar en un proceso continuo la estructura y contenidos curriculares, así como prácticas pedagógicas innovadoras. Finalmente, es imprescindible apoyarse en la cooperación internacional y crear lazos fuertes y de largo plazo con instituciones universitarias extranjeras que tengan desarrolladas líneas de investigación en áreas de interés nacional.
META: AMBIENTALIZAR LA EDUCACION
• Promover una reflexión nacional permanente sobre educación formal y medio ambiente.
• Fomentar la incorporación crítica de la dimensión ambiental en las escuelas y colegios.
• Propiciar la formación, capacitación y participación de docentes en asuntos ambientales.
• Promover el desarrollo de los Proyectos Educativos Institucionales que incorporando la problemática ambiental favorezcan la calidad de la educación.
• Apoyar acciones dirigidas al desarrollo de la investigación ambiental en las universidades colombianas.
Segunda
Comunidades y campesinos:
del campo al medio
Estar dispuestos a aprender de culturas centenarias y milenarias que han logrado un adecuado equilibrio con el medio, es decir, cuya orientación con respecto al mismo no ha sido depredadora ni mediada por la cultura económica prevaleciente en la civilización occidental, sería un punto de partida no sólo importante sino también estratégico. Como bien lo señalan R. Llinás y E. Reichel-Dolmatoff en su informe para la Misión Ciencia, Educación y Desarrollo: «...un componente original de la nueva educación colombiana será no sólo su avanzado manejo de los campos del saber básicos para formar personas pensantes e informadas a nivel internacional; será necesario, además, su articulación a estructuras educativas locales que no sólo contienen valiosa información para el manejo apropiado de los recursos ambientales, sino que generan las bases de solidaridad social necesarias para un real desarrollo sostenible» (énfasis nuestro).
Los dos científicos en mención reconocen que nuestro país es pluricultural y multiétnico y que podría hacer un uso creativo y original de su posibilidad de acceso a los legados amerindio, afroamericano y occidental, esto es, a elementos de las sociedades premodernas, modernas y posmodernas. Y señalan a continuación: «Esto le permitirá maximizar habilidades de diversas bases culturales para diseñar nuevos sistemas de aprendizaje e incorporar una variedad de orientaciones culturales al dominio del racionalismo científico y de la tecnología contemporánea» (énfasis nuestro). Una apropiada articulación de tales orientaciones culturales (modernas y premodernas, e incluso posmo-dernas) podría sentar las bases para la forja de la siempre anhelada pero nunca conseguida identidad cultural nacional, cuyo presupuesto fundamental estaría constituido por el reconocimento y la promoción auténtica de la diversidad y el pluralismo culturales. Las culturas tradicionales son un patrimonio cultural nacional de suma importancia en la medida en que sus portadores, en su relación milenaria con el medio, han logrado consolidar un inmenso saber sobre la biodiversidad tropical.
Un sentido que podría asumir la educación ambiental es invertir recursos no sólo en capacitación sino también en procesos de apropiación de los saberes tradicionales. Sería algo así como apropiar tecnologías autóctonas amigas del medio. Después de todo, se trata de valorar diversas expresiones culturales, las ancestrales y las resultantes de sus relaciones de conflicto con aquellos agentes que han disputado material o culturalmente los espacios vitales de las primeras. El propósito es mantener una sensibilidad que permita apreciar la experiencia del productor agrícola y el parcelero, no menospreciar su experiencia a partir de la racionalidad científico tecnológica.
La participación ciudadana, que es imprescindible para los propósitos de la política de educación ambiental, no se limita a los ciudadanos habitantes de las urbes, sino que considera al ciudadano en cuanto sujeto de derechos y deberes, y en consecuencia valora en alto grado los habitantes de las zonas rurales.
META: LAS COMUNIDADES:
AMBIENTES AUTONOMOS
• Favorecer el desarrollo de las culturas y sociedades que forman nuestra nacionalidad e impulsar mecanismos que permitan su libre expresión y su vinculación activa a la definición del proyecto de sociedad deseada.
• Favorecer el conocimiento y desarrollo del saber ambiental en las comunidades.
• Fomentar el intercambio de saberes y experiencias en el manejo de los recursos naturales.
• Animar procesos de interacción de las comunidades entre sí y de éstas con las culturas urbanas.
• Prestar la asistencia técnica para la formulación y desarrollo de proyectos de participación comunitaria en asuntos ambientales.
• Favorecer el fortalecimiento de la autonomía de las comunidades.
Tercera
La educación ciudadana en ambientes urbanos:
para una cultura de la convivencia
Al hombre que cabalga largamente por tierras selváticas
le acomete el deseo de una ciudad.
Italo Calvino
Es posible pensar que una acción decidida sobre las actitudes ciudadanas generalizadas y que se constituyen como problema, sea un esfuerzo que no logre percibirse en un corto plazo (cinco, diez años), sin embargo no asumir como fundamental ese tipo de acciones podría ser un error que repercutiera de manera decidida en lo que será la ciudad colombiana. La solución a los problemas que de manera más intensa afectan nuestras ciudades es compleja, requiere de la convergencia de muchos esfuerzos: una adecuada aplicación de la técnica, un inteligente y concertado desarrollo de la ley, un alto grado de gobernabilidad y una actitud ciudadana solidaria y cooperante son horizontes que tendrán que ser tenidos en cuenta por aquéllos que desean producir cambios radicales en la vida de las ciudades y el medio ambiente urbano.
La ciudad es un ambiente construido y por lo tanto artificial, podría pensarse como un invento humano para organizarnos en sociedad. Su característica principal es que vive procesos profundos y continuos de transformación. El cambio acelerado y constante del uso de los espacios y de las costumbres muestran su sentido de diseño inacabado y de cultura viva. Flujos intensos de información proveniente de todos los puntos del planeta, alta utilización de tecnología, multiplicidad de lenguajes y formas de comunicación hacen de ella un espacio abierto a las transformaciones. Sus habitantes son intérpretes y constructores de infinidad de signos y símbolos. Innumerables maneras de producción y distribución hacen de la gran ciudad una economía compleja. La ciudad se muestra diversa y plural, en ella coexisten infinidad de ciudades, espacios que son entendidos y disfrutados o sufridos de múltiples maneras. La ciudad no es una y para actuar sobre ella es necesario reconocer su gran diversidad.
Actitudes y formas de comportamiento generalizadas reafirman o niegan grados de conciencia y sensibilización hacia problemas colectivos. Fragilidad de valores tradicionales y poco arraigo hacia lo propio indican existencia de crisis y conflictos de difícil solución. La ciudad colombiana, en medio de deterioros críticos del espacio, el ambiente urbano y la convivencia, muestra un rasgo que permitiría ver el futuro con optimismo: una gran capacidad ciudadana para imaginar y producir salidas y soluciones.
Pero, ¿cómo canalizar de forma positiva esa capacidad?, ¿cómo propiciar una mayor participación en búsqueda de las soluciones colectivas?, en fin, ¿cómo desarrollar la democracia como mecanismo eficaz?
La Constitución Política de 1991 reconoce expresamente el papel fundamental de la participación como elemento principal para el desarrollo de la democracia colombiana. Se entiende que la participación es la manera de llegar a consensos legítimos sobre políticas, programas, estrategias y ejecución de soluciones. La participación antes que un mecanismo debe ser entendida como un sentido del cual deben estar impregnadas todas las acciones que se realicen desde el Estado.
La educación ambiental ciudadana se nutre de este principio fundamental de la Constitución, busca animar procesos de participación comunitaria y crear espacios de encuentro ciudadano que desarrollen la concientización y sensibilización colectiva sobre el medio ambiente urbano, sus procesos de gestión, conservación, reorganización y control. Entendemos que el empresario tiene responsabilidades ambientales como tal, y así el funcionario del Estado, el policía, la ama de casa, el niño, el político, el artista etc. La educación ambiental ciudadana busca no sólo crear conciencia y sensibilización a través de la participación de los ciudadanos, sino que también pretende facilitar la comprensión de los problemas ambientales, capacitar al ciudadano en su solución y fomentar el cumplimiento de las responsabilidades individuales e institucionales.
La educación ambiental ciudadana hace parte de ese gran mundo de interacciones e intercambios educativos complejos que se producen en la ciudad y en el cual el habitante de ella reafirma o reniega de su identidad. Se esperaría que los procesos educativos ambientales generaran sentidos de identificación con la comunidad en particular, pero especialmente con la ciudad como un todo. Fortalecer y construir lazos fuertes de solidaridad ciudadana es un horizonte sobre el cual debe prestar especial atención la educación ambiental ciudadana. Así mismo, podría dirigirse a generar el cambio de comportamiento de los ciudadanos en su relación con su comunidad, localidad y ciudad en aquellos aspectos que obstaculizan el libre flujo de actividades y deterioran la estética del espacio público. Crear espacios de encuentro ciudadano en los cuales se logren acuerdos sobre asuntos críticos y posibles soluciones concertadas son acciones que el Ministerio del Medio Ambiente estará en disposición de apoyar. Iniciativas comunitarias que permitan la concertación serán apoyadas como actividades prioritarias, buscando que se conviertan en programas ejemplarizantes y demostrativos. Se buscará crear redes urbanas de proyectos educativos ambientales ejemplares.
META: LA CONVIVENCIA EN AMBIENTES SANOS
• Crear y promover espacios de encuentro ciudadanos que favorezcan la superación de problemas ambientales urbanos críticos.
• Promover el interés de amplios sectores de la población por el conocimiento de la problemática de su entorno inmediato, sus causas y sus efectos, y su relación con la problemática ambiental en escalas más amplias.
• Propiciar la internalización masiva de nociones fundamentales tales como conciencia del medio, criminalidad ambiental, protección ambiental, etcétera.
• Estimular el interés por el conocimiento de las normas vigentes para la prevención y mitigación del deterioro ambiental y para la solución de los conflictos ambientales.
• Sensibilizar a los ciudadanos sobre el decurso histórico de su comunidad.
Cuarta
El ambiente empresarial: interés público
Fomentar el desarrollo de un espíritu empresarial protector del medio ambiente y crear los mecanismos concertados para que la educación ambiental sea componente importante de la cultura empresarial son propósitos que hacen parte de lo que podría ser la empresa colombiana del futuro.
Hacer parte de una cultura del desarrollo sostenible requiere de esfuerzos grandes del empresariado por asimilar principios axiológicos distintos. Las responsabilidades de las organizaciones empresariales trascienden el entorno inmediato y alcanzan compromisos planetarios; los recursos naturales no pueden ser sólo objeto de explotación sino de un trabajo integral que vincula grandes dosis de investigación y compromiso ecológico. La educación ambiental empresarial estaría dirigida a fortalecer la conciencia ambiental del empresariado y a fomentar el tránsito hacia patrones tecnológicos y de consumo ciudadano ambientalmente sustentables. Además, el ambiente humano de las empresas, la posibilidad de establecer mejores espacios de comunicación, la salud ocupacional de los trabajadores, serán aspectos que incidirían en la configuración de empresas con estructuras valorativas no depredadoras de sí mismas ni del medio ambiente.
Animar procesos que tiendan a crear círculos ambientales y de estudio en las empresas colombianas puede ser un esfuerzo necesario. Crear los incentivos que permitan identificar y apoyar las empresas ejemplares en este campo será un programa que el Ministerio realizará con miras a construir redes de empresas ecológicas. Así mismo, se coordinarán con los gremios y las universidades programas de educación y capacitación ambientales dirigidos al sector. Sería fundamental propiciar la difusión de tecnologías amigas del medio usadas en algunos sectores de la producción.
META: ECOEFICIENCIA
• Promover el concepto de ecoeficiencia en las empresas colombianas.
• Fomentar el desarrollo de la educación ambiental en la empresas.
• Propiciar la incorporación de patrones tecnológicos limpios.
• Promover al interior de las organizaciones la investigación en tecnologías limpias.
• Concertar con gremios empresariales la orientación del consumo hacia productos no contaminantes.• Promover la creación de estímulos para las empresas que hagan uso de tecnologías o procedimientos de producción amigos del medio.
Quinta
Un Estado limpio: una acción transparente
Gran parte del éxito de la política ambiental está estrechamente ligado a la capacidad que tenga el Estado para demostrar que sus acciones son ambientales. Es decir, que está comprometido de manera decidida con un cambio radical de actitud frente al medio ambiente. No bastaría con una definición de políticas y aceptar el compromiso con el desarrollo sostenible. Es necesario que sus instituciones realicen una mutación esencial: pasen de ser organismos depredadores a ser ambientes ejemplares. No habría otra forma de animar el proceso de cambio en la sociedad civil que siendo ejemplarizante.
En términos amplios, sería necesario asumir que la política ambiental en su conjunto es educativa. Esto quiere decir que la acciones del SINA deberían ser orientadas con un alto sentido pedagógico: una norma, una penalización o una publicación tendrían que ser comunicadas facilitando su comprensión y aplicación. Es evidente que muchas de las normas pierden su eficacia al no ser entendidas y comprendidas con suficiencia por aquéllos a quienes va dirigida.
META: TRANSITO HACIA UN ESTADO LIMPIO
• Fomentar el desarrollo de la conciencia ambiental en las instituciones del Estado.
• Propiciar cambios de comportamiento de los funcionarios del Estado hacia ambientes limpios y sanos.
• Propiciar cambios de comportamiento de los funcionarios del Estado hacia una gestión ambiental limpia y sana.
Sexta
Hacia una comunicación limpia y fértil
Los procesos complejos de concientización y sensibilización ciudadana sobre el medio ambiente tendrán que ser apoyados por una política de comunicaciones no contaminada de intenciones exclusivamente publicitarias. Es básico asumir que la comunicación institucional se nutra de sentidos educativos y pedagógicos. El plan de comunicaciones Hacia Una Comunicación Limpia y Fértil busca apoyar y a su vez desencadenar procesos de participación ciudadana en los asuntos ambientales. La intención educativa es contribuir a la formación de una cultura ambiental que se traduzca en una relación nueva de los hombres y las mujeres con el medio ambiente y de aquéllos entre sí. Es clave que la comunicación masiva referida a lo ambiental tome un carácter que, sin desconocer la situación de crisis, permita presentar una visión desdramatizada de lo que sucede. Avanzar en este campo significa hacer esfuerzos por transitar de lo denunciativo a lo formativo.
META: COMUNICACION
CON SENTIDO PEDAGOGICO
• Contribuir a la formación de una cultura ambiental que se traduzca en una nueva forma de relación entre los colombianos y de éstos con el medio ambiente.
• Promover una forma de comunicación institucional con una clara intención pedagógica y que reconozca las diferencias culturales, regionales y étnicas.
• Concertar un compromiso con los medios de comunicación para la promoción de una ética ambiental que promueva la vida democrática como la forma política más humanamente sostenible.
• Desarrollar iniciativas para sensibilizar a los comunicadores sobre las potencialidades y urgencias de los enfoques ambientales y su relación con los procesos comunicativos y sus contenidos.
Séptima
La mujer: género y equidad
La participación de la mujer en los procesos de educación ambiental tendrá que ser decidida. Nutrir el discurso de la educación ambiental de la perspectiva de género y abrir espacios de participación de la mujer en la toma de decisiones ambientales ciudadanas, serán aspectos en los cuales la política educativa ambiental trabajará.
Se realizarán esfuerzos que contribuyan a fomentar la participación de la mujer como centro organizador-ejecutor de la política y los planes de educación ambiental. En este sentido, la creación de incentivos de participación que involucren a la mujer en la nueva concepción de convivencia con el entorno en el que se desenvuelve, será uno de los puntos de partida de la educación ambiental.
META: MULTIPLICACION DE
AMBIENTES FEMENINOS
• Mejorar la oferta de espacios de participación y equidad para la mujer en los programas y proyectos ambientales.
• Promover la adecuación institucional requerida para operacionalizar la política sobre mujer y desarrollo sostenible.
• Nutrir de la perspectiva de género la educación ambiental.
Octava
Los niños: un país a su alcance
La gran capacidad imaginativa y creativa de los niños será un eje fundamental, a partir del cual se propiciará un proceso dinámico, comprensivo y global de concientización y sensibilización ambiental. Se apoyarán programas que fomenten el papel de los niños como actores competentes y decisivos en la gestión ambiental, mediante su participación en los procesos de construcción de una nueva cultura del desarrollo. En los niños se recrea la posibilidad de proponer espacios de educación múltiples y lúdicos que tiendan a orientar la solidaridad colectiva hacia la búsqueda de soluciones ambientales.
En el empeño de generar un cambio de actitud frente al medio ambiente y de fortalecer los valores sociales acordes con el desarrollo humano sostenible, se hace necesario propiciar en las nuevas generaciones la formación de líderes capaces de movilizar y dinamizar procesos conducentes a la configuración de un nuevo ciudadano, consciente de su responsabilidad ambiental. Un esfuerzo claro de la educación ambiental sería fomentar una amplia participación de los niños en todas las actividades propuestas, desde su diseño hasta su ejecución para garantizar los resultados a largo plazo.
METAS: LA IMAGINACION AMBIENTAL
• Dinamizar procesos de participación infantil para asumir un liderazgo en materia ambiental.
• Vincular decididamente a los niños en los procesos de sensibilización y concientización de la ciudadanía sobre la necesidad de generar cambios de comportamiento hacia ambientes sanos.
• Movilizar la fuerza infantil para desarrollar una voluntad ciudadana más consciente y solidaria.
Novena
Juventud y Medio Ambiente
La crisis cultural y ambiental por la que atraviesa nuestro país han propiciado en muchos de nuestros jóvenes colombianos el surgimiento de una alta sensibilidad y sentido de responsabilidad frente al manejo y protección del medio ambiente y los recursos naturales. Ello ha influido paulatinamente en la organización de grupos juveniles ambientales interesados en el campo de la educación ambiental y la preservación y conservación de los recursos naturales en su región o localidad.
Esta coyuntura participativa de la juventud en grupos ambientalistas se constituye en un mecanismo favorable para hallar soluciones a la crisis ambiental y cultural en la medida en que se convierte en un proceso de aprendizaje e incorporación de nuevos valores sociales acordes con el desarrollo sostenible que a su vez es uno de los objetivos de la Política Nacional Ambiental.
METAS: LA CREATIVIDAD JUVENIL
• Vincular a los jóvenes en los procesos de sensibilización y concientización que permitan la consolidación efectiva de nuevos valores éticos a la vida individual y colectiva y la estructuración de normas ambientales
• Crear y fortalecer instancias de participación en la sociedad que permitan a la juventud involucrarse activamente en acciones que fortalezcan su papel como actores fundamentales para el tránsito hacia un desarrollo sostenible.
• Dinamizar procesos de participación juvenil para asumir un compromiso en materia ambiental.
PROGRAMAS
Comunicación educativa:
Hacia una Comunicación Limpia y Fértil
Este programa fue diseñado y será ejecutado en estrecha relación con la Oficina de Divulgación y Prensa. El proceso de concientización y sensibilización sobre el medio ambiente en el plano de lo masivo se apoyará en el concepto de una comunicación en donde el sentido educativo y pedagógico sea el dominante. Es decir, se pretende abordar nuestra comunicación como algo que facilita la comprensión de lo medioambiental, disminución de la dramática y ampliación de la visión comprensiva de los temas y problemas.
La estrategia de comunicaciones Hacia una Comunicación Limpia y Fértil busca contribuir a la generación de una cultura ambiental que se traduzca en una nueva relación de los hombres y las mujeres con el medio ambiente. Este proceso contempla:
Televisión
Realización de teleconferencias; creación de un programa de opinión; creación de un Minuto Ambiental en horario triple A en cadenas comerciales; producción de serie de documentales sobre cuerpos de agua, ecosistemas estratégicos, reforestación, fauna y flora, saqueo y contaminación urbana.
Prensa
Participación en las separatas y páginas especializadas de los diarios nacionales y regionales.
Radio
Creación de un espacio radial y su emisión en las emisoras universitarias del país. Crear y coordinar la red de programas ambientales radiales. Crear la Pausa Ambiental, un espacio de cinco minutos semanales en la franja de noticias de las principales cadenas radiales.
Campaña Publicitaria
Se coordinará la realización de spots educativos en televisión, reproducidos en radio y prensa para promover una reflexión nacional sobre asuntos del medio ambiente.
Comunicación Institucional
Revista: Publicación especializada de alta calidad como espacio de debate y reflexión sobre temática ambiental.
Serie Documentos: Se creará la serie documentos que publicara periódicamente papers y dossiers sobre asuntos que por su interés y actualidad requieren de una mayor reflexión.
Diversidad: Publicación educativa de carácter interno que pretende mantener una reflexión cotidiana sobre el ambiente.
El Medio: Boletín quincenal de carácter informativo sobre los programas, funciones y actividades que se realizan en el Ministerio del Medio Ambiente.
Publicaciones Oficiales: Publicación de los actos administrativos y diferentes comunicaciones institucionales.
Historias verdes
Red de trabajadores culturales ambientales
El propósito es vincular a los trabajadores culturales como creadores de sensibilización sobre asuntos ambientales mediante la creación de la Red de Trabajadores Ambientales Culturales. Esta incluye:
El Primer Encuentro Nacional de Cuentería Ambiental, cuyo objetivo es rescatar tradiciones ambientales de la comunidad y difundir la forma cómo la comunidad vive los problemas del medio ambiente.
El Premio Nacional de Cuentería Ambiental, con el propósito de crear un incentivo para las personas e instituciones que desarrollen programas culturales que fomenten el rescate, reconocimento y apropiación de la sabiduría tradicional.
Los Foros Nacionales Ambientes y Culturas, para discutir sobre temas ambientales y producir a nivel de las regiones una reflexión sobre la relación entre calidad de vida, medio ambiente y cultura.
Publicaciones y material audiovisual, con el fin de conservar y difundir material enriquecedor sobre el tratamiento de temas ambientales, se propenderá porque la red produzca una publicación trimestral que recoja las experiencias culturales regionales y genere lazos de unión de la red.
Base de datos, se definirá, organizará y pondrá en marcha una base de datos que contendrá toda la información sobre los trabajadores ambientales culturales del país y sobre sus diversas experiencias.
Educación ambiental empresarial
Se trabajará concertadamente con el sector empresarial en la búsqueda de apoyo al desarrollo de programas de formación en medio ambiente y desarrollo sostenible. Se promoverá la capacitación empresarial en soluciones concretas a problemas producidos por las propias empresas.
Con el apoyo del sector empresarial se promoverán los siguientes programas:
• Foro Nacional Empresas y Medio Ambiente: Más Allá de la Contaminación.
• Educación Ambiental en Empaques.
• Red de Empresas de Educación Ambiental
• Círculos de Educación Ambiental Empresarial.
• Canasta Ecológica Familiar.
• Premio Nacional a la Ecoeficiencia.
Educación ambiental para instituciones del Estado
Un Estado limpio en el más amplio sentido del término podrá ser ejemplar para la sociedad civil. La meta es vincular a los organismos del Estado del nivel central, promoviendo que las Corporaciones Autónomas Regionales realicen esta tarea en el nivel regional. El proceso pretende crear una conciencia ambiental en primer lugar en los ministerios. Se creará un programa de formación dirigido a cinco funcionarios de cada ministerio y se pondrá en marcha la Red de Funcionarios Ambientales como mecanismo de incorporación de la dimensión ambiental en las acciones de cada organización y promotores de una conciencia ambiental institucional.
Educación ambiental en el SINA,
medios de comunicación y ONG´S
El propósito es crear un espacio continuo de formación y capacitación dirigido a los funcionarios del Sina, medios de comunicación y ONG´s.
Se realizará en estrecha colaboración con las Corporaciones y las otras Direcciones del Ministerio y con las universidades colombianas que tengan una tradición académica en medio ambiente y docentes de excelencia en cada uno de los temas. Se acudirá a expertos internacionales que garanticen la calidad y nuevos aportes.
Se realizarán seminarios y cursos itinerantes, se replicarán en distintas regiones. El proceso se iniciará con los siguientes temas:
Desarrollo Sostenible. Seminario Nacional con participación de conferencistas internacionales. Se busca iniciar un proceso de reflexión nacional sobre el tema. Estará dirigido a empresarios, académicos, investigadores y miembros del alto gobierno.
Legislación Ambiental. El objetivo es formar a 40 personas de las distintas regiones en la fundamentación de la Ley 99/93 y su futuro desarrollo.
Gestión Ambiental. El objetivo es dar a los jefes de planeación de los municipios los elementos prácticos que les permita liderar la incorporación de la dimensión ambiental a la gestión municipal.
Seminario Permanente sobre Medio Ambiente. Su propósito es mantener al interior del Ministerio un grupo de reflexión sobre asuntos ambientales. En este espacio estarán invitados conferencistas nacionales e internacionales del más alto nivel académico. Las reuniones presenciales se llevarán a cabo cada 15 días. El seminario deberá producir documentos sobre los temas tratados. Esta actividad académica será llevada a cabo en las Corporaciones Autónomas Regionales con el apoyo del Ministerio.
Educación formal
La incorporación de la dimensión ambiental en la educación formal se realizará básicamente en coordinación con el Ministerio de Educación a través de:
Proyectos Ambientales Escolares -PRAES-, que estarán inscritos en el marco de los Proyectos Educativos Institucionales y cuya filosofía será la educación, acción y participación directa de la comunidad educativa en los asuntos ambientales de la región en la que se ubica. Se fomentará el desarrollo de proyectos pilotos en colegios oficiales y privados. Para alcanzar tal cometido, se apoyarán los proyectos ambientales que propicien la creación de espacios de reflexión y discusión alrededor de la construcción de una cultura ambiental y faciliten la incorporación de la dimensión ambiental en todas las actividades que adelante la comunidad educativa. Para la ejecución y operación del proyecto, se asegurará una debida y permanente coordinación y colaboración entre los niveles nacional y regional representados por los Ministerios de Educación y Medio Ambiente y por las Secretarías de Educación Distritales y Departamentales y las Corporaciones Autónomas Regionales, respectivamente.
Capacitación de docentes. Asesoría en el diseño y ejecución de planes y programas de formación continuada de docentes en el servicio de educación básica, media y universitaria dotándolos de materiales de educación ambiental.
El Servicio Militar Ambiental. Programa conjunto con Mindefensa y Mineducación. Se llevará a cabo en todo el territorio nacional. Se iniciará en el segundo semestre de 1995. La meta para este año será formar un grupo de 30 oficiales en temas ambientales y un contingente de 1.800 bachilleres. El propósito del servicio es la vinculación de los bachilleres a programas ambientales existentes y a la educación ambiental en las regiones.
El Servicio Social Ambiental. El propósito es la vinculación de estudiantes y ciudadanos a tareas relacionadas con el medio ambiente. Se coordinará regionalmente desde las Corporaciones. El programa está en la etapa de diseño. La meta es ponerlo en marcha en el segundo semestre de este año.
Nivel Universitario. Se promocionará la creación de una línea de financiación y fomento a la investigación y de postgrados de excelencia en el área de medio ambiente y población. También se apoyarán programas de maestría y doctorado en temas ambientales en las universidades oficiales y se propenderá por consolidar una comunidad científica de apoyo y asesoría a las instituciones y organismos ambientales para contribuir a la producción del conocimiento y la innovación tecnológica.
Aulas ambientales
El programa de aulas ambientales aspira a propiciar cambios radicales en los comportamientos ciudadanos en una zona determinada, de tal forma que se tienda hacia la transformación ejemplar de la vida cotidiana del lugar. El programa tendrá como ejes la educación, la participación de las comunidades, la concertación y la voluntad política.
Se aspira a desencadenar procesos de participación con este programa en las medianas y grandes ciudades colombianas.
El programa de Aulas Ambientales se entiende como un proceso de educación ciudadana de carácter no formal, en el cual, mediante la participación activa y comprometida de los actores sociales concurrentes, éstos reconocerán las características dominantes del deterioro de su entorno inmediato, sus causas y sus consecuencias, y comprenderán y aceptarán a partir de sí mismos, en interacción con otros, la necesidad de transformar o redirigir sus orientaciones de acción en función de los valores ambientales y de las normas imprescindibles para la concreción efectiva de tales valores.
Los proyectos del programa así definido son de carácter no formal, experimental, dialógico y participativo. Se pretende que tales proyectos tengan un amplio efecto demostrativo y se constituyan en modelos ejemplarizantes para el cuerpo social en su conjunto.
La nueva mujer
El propósito es vincular a la mujer que se desenvuelve en diferentes ámbitos de la sociedad como ciudadana, ama de casa, educadora, administradora, etc., en el proceso educativo ambiental. El proyecto incluye:
Encuentros Nacionales Mujer Educadora Ambiental, cuya finalidad será crear un espacio de reflexión alrededor del papel de la mujer en los procesos de concientización y sensibilización ambiental.
•Diseño y ejecución de programas de formación dirigidos a la mujer, cuyo objetivo será trabajar sobre temas relacionados con el manejo y administración de los recursos naturales.
•Apoyo a la creación de una línea de financiación para proyectos femeninos que incorporen la solución de problemas básicos dentro del espacio en que se desenvuelven.
•Incorporación decidida de la perspectiva de género a los procesos ambientales.
Ambientes infantiles
El propósito es vincular a los niños en el proceso de con-cientización y sensibilización ambiental. Este proyecto comprende la creación de la Red de líderes infantiles ambientales por mediación de las siguientes actividades:
• Foros Infantiles, cuya finalidad es elaborar agendas infantiles a nivel regional.
• Talleres. A través de las Corporaciones Autónomas Regionales se organizarán talleres en los cuales los niños se convertirán en multiplicadores de prácticas ambientales adecuadas. Estos talleres se realizarán en todos los parques del país.
• Encuentro Nacional Infantil, cuyo propósito es crear un espacio de reflexión nacional a nivel infantil sobre temas ambientales.
• Programa de producción de material educativo infantil, que incluye la realización de las agendas y la producción de software educativo que, a manera de juegos, introduzca al niño en la problemática de nuestro patrimonio ambiental. Se trabajará en la realización de juegos sobre la Sierra Nevada, Sierra de la Macarena, Amazonia, etcétera.
• Marcha de Proclamación de Veedores Infantiles. Para fortalecer la acción de los niños y potenciar su influencia social, se organizará la marcha nacional de proclamación de los niños como veedores del uso de los recursos naturales.
Juventud y Medio Ambiente
· Institucionalización: Propiciar la institucionalización de espacios de participación de los jóvenes en proyectos ambientales en el sector privado, gubernamental y no gubernamental
· Red de Organizaciones Ambientales Juveniles: Promover la incorporación activa de las Organizaciones Juveniles en el fomento y desarrollo de actividades orientadas hacia la preservación y conservación de medio ambiente
· Fondo de Iniciativas Juveniles Ambientales: Incorporar al sector privado empresarial al desarrollo de programas tendientes a potencializar el proceso de participación y aprendizaje de los jóvenes en los diversos ámbitos ecoproductivos de la sociedad.
· Espacios de Educación Informal: Crear y fortalecer con las CARs y la Dirección de Parque Naturales espacios educativos no formales que tengan como propósito la formación de valores culturales y ambientales en la juventud (ecoturismo juvenil)
Comunidades y campesinos:
culturas autónomas
El programa de comunidades y campesinos pretende contribuir a recuperar y difundir de manera amplia los saberes que las comunidades tradicionales han logrado construir en virtud de su relación multisecular con el medio. El reconocimiento de esos saberes podría ayudar a consolidar principios básicos de solidaridad social para animar un auténtico desarrollo sostenible. Permitiría así mismo entrever la posibilidad de articular orientaciones culturales alternativas con las orientaciones propias del racionalismo económico predominante. El proyecto incluye:
• Foros Regionales: Ambientes y Culturas Autóctonas.
• Líneas de Investigación:
La racionalidad campesina y su potencialidad ambiental. Promoción de la perspectiva reciente de las ciencias campesinas.
La arqueología, la paleoantropología y el saber ambiental de pobladores precolombinos andinos y no andinos (Su prototipo podrían ser, por ejemplo, las investigaciones de J. Parsons y de A. Falchetti y C. Plazas para el caso del bajo San Jorge y las de E. Reichel-Dolmatoff para el caso del Amazonas).
La antropología, la geografía histórica y el saber ambiental de pobladores poscolombinos andinos y no andinos.
• Colección: Oralidad y Poética de la Tierra y del Agua.
• Colección Visual: Hacia un Imaginario Ambiental.
Creación de un fondo como estrategia de apoyo para la recuperación de saberes tradicionales.
Coordinación interinstitucional:
una necesidad
• Nivel Nacional. Desarrollo de los mecanismos de coordinación y concertación previstos en la legislación. Creación de instancias institucionales que asuman el papel de multiplicadores en los organismos del Estado. Puesta en marcha de consejos y grupos de trabajo intersectoriales e interinstitucionales para la ejecución de la política.
• Nivel Regional y Local. Fortalecimiento de la capacidad de gestión y coordinación de las entidades, organismos e instituciones responsables de la educación ambiental. Puesta en marcha de los consejos y creación de los grupos de trabajo correspondientes a este nivel.
• Se ha conformado la Red de Educación Ambiental Tarapa con las Corporaciones Autónomas Regionales. Se espera que la red sea líder principal en la ejecución de las políticas y programas.
La invitación a fortalecer y animar una cultura del esfuerzo en donde cada colombiano está dispuesto a participar y cooperar en las tareas nacionales podría ser un punto de partida.
Anexo
Universidad y Ambiente
Aunque no se dispone de información cuantitativa y cualitativa debidamente actualizada sobre la situación imperante en las universidades colombianas con respecto a la “incorporación de la dimensión ambiental” en los programas curriculares así de pregrado como de posgrado, a la creación de programas de posgrado en ciencias ambientales y al desarrollo de la investigación ambiental en cuanto tal, es factible suponer que los adelantos o innovaciones que en este sentido se han llevado a cabo en los últimos cinco años, pese a sus posibles bondades, no han sido numerosos ni han alcanzado el nivel o carácter deseados. En consecuencia, es asaz probable que las conclusiones y recomendaciones contenidas en los diagnósticos más relevantes sobre este tema específico y, en un plano más general, sobre la formación y la investigación científicas en las universidades colombianas conserven aún gran parte de su validez.
Así las cosas, acaso sea necesario empezar por I. reiterar muy sucintamente algunas de las conclusiones más significativas de tales diagnósticos y, posteriormente, II. retomar y ampliar algunos enunciados ya expuestos en este documento sobre el tema de la formación ambiental en la educación superior.
Los resultados de los varios trabajos y discusiones realizados por la Misión de Ciencia y Tecnología, creada por el gobierno nacional en 1988, pusieron en evidencia ciertos problemas comunes en lo que concierne a la calidad de la formación académica en las distintas áreas de conocimiento -incluida la ambiental- y a la investigación1. Como característica general y primera de la formación académica, el consenso giró en torno a la ausencia de una sólida formación en los fundamentos de las distintas ciencias, ausencia debida en gran medida al carácter “profesionalizante” de la educación universitaria en general. A esta situación se suma el hecho de que un número muy considerable de centros de educación superior no poseen la infraestructura académica y física mínima, razón por la cual no es posible hablar de formación en investigación ni de la existencia de programas de investigación. En palabras de Diana Molina, “el actual sistema de educación superior no favorece la formación de profesionales en investigación”.
Los esfuerzos realizados hasta ahora en el campo de la investigación propiamente tal en el país se caracterizan de modo general por su aislamiento y discontinuidad. Las comunidades científicas de las diversas áreas de conocimiento son de tamaño muy reducido y no existen formas o mecanismos para evaluar los programas de investigación ni sus resultados. En las universidades la actividad de investigación continúa siendo una actividad marginal y depende, prácticamente, de la disponibilidad de tiempo de los docentes -que por lo general es exigua- y de su iniciativa personal.
En cuanto a la formación y especialización ambientales, los diagnósticos más importantes2 coinciden en señalar que sigue predominando una visión reduccionista y simplificada de la problemática ambiental. Esta perspectiva, según Augusto A. Maya, “se ha venido confundiendo tanto con los estudios [carreras y maestrías] de ecología como con las carreras e investigaciones en ingeniería ambiental”, y son éstos, continúa diciendo, “los dos aspectos que más se han desarrollado en los programas universitarios, pero ninguno de ellos considera en forma sistemática el tema ambiental”.3 Por consiguiente, puede afirmarse que no existe un tratamiento integral de la problemática ambiental en los programas curriculares de pregrado (formación básica) y en los de posgrado (nivel de especialización) apenas se ha iniciado.
Asimismo, como se indica en Cultura para la paz, la “incorporación de la dimensión ambiental” en los currículos de las carreras establecidas ha venido realizándose en forma tradicional. Esta incorporación ha consistido en la introducción de cátedras de ecología o, en el caso de las carreras tecnológicas, en la introducción de cursos sobre contaminación y tecnologías para su manejo. De acuerdo con esta situación, que quizá no ha variado sustantivamente en los últimos años, puede decirse entonces que la reflexión sobre las diferentes perspectivas científicas y sobre la forma (o formas) de su articulación en su comprensión de la problemática ambiental se halla en sus comienzos.
II
La problemática ambiental, problemática de naturaleza eminentemente social, generada y surcada por un conjunto de procesos sociales, ha emergido en el panorama contemporáneo como un cuestio-namiento a la racionalidad económica vigente y sus consecuencias (destrucción de la base de recursos de la humanidad, el incremento de la pobreza y la degradación de la calidad de vida de amplias capas de población). Sin embargo, no es posible responder a los complejos problemas ambientales sin transformar el plexo de conocimientos, valores y comportamientos que conforman la actual racionalidad social que genera dichos problemas. Por esta razón, la producción de nuevos conocimientos, nuevas técnicas y nuevas orientaciones en la formación profesional constituye uno de los grandes retos de la educación superior. En el plano de la producción de nuevos conocimientos -tarea esencialísima de la universidad, especialmente en el nivel de la formación avanzada (maestrías y doctorados)-, la problemática ambiental plantea la necesidad de empezar por internalizar (reconocer y apropiarse de) un saber ambiental que está surgiendo en un conjunto de disciplinas, tanto naturales como sociales4.
Es preciso contribuir a generar y sistematizar ese saber ambiental emergente que está problematizando los paradigmas actuales del conocimiento y la estructura académica del sistema educativo. Dicho saber ambiental está en proceso de construcción. Es un saber que nace diferenciado en relación con el objeto y campo temático de cada ciencia, un saber que induce una transformación desigual de sus conceptos y métodos. Así, pues, el saber ambiental, entendido como la constelación de conocimientos que viabilizaría un desarrollo sustentable y equitativo, no es un conjunto homogéneo. Si bien la reestructuración de este saber demandaría la integración “interdisciplinaria” de las ciencias existentes, también es cierto que en la actualidad para cada ciencia y cada disciplina está más o menos definido un espacio del saber que transforma sus paradigmas en el sentido de responder a la demanda de conocimientos que le plantea la problemática ambiental. Son estos cuerpos transformados de conocimiento, sin embargo, los que deberían proyectarse hacia una articulación interdisciplinaria.
Sería necesario entonces, por una parte, identificar y reconocer los avances que existen en la “ambientalización” de diferentes disciplinas -especialmente en el campo de las ciencias sociales (economía, sociología, derecho, antropología, urbanismo) y en aquellas ciencias que, por considerar muy de cerca la interfase naturaleza-sociedad, resultan profundamente cuestionadas por la problemática ambiental (como la geografía y la ecología)- y, por otra, integrar tales avances en los programas específicos de formación ambiental en el nivel de posgrado. Igualmente, es menester que las universidades realicen esfuerzos para configurar los campos temáticos que orienten el desarrollo del conocimiento y la producción de ese nuevo saber ambiental. En este último sentido, es preciso posibilitar espacios de investigación interdisciplinaria sobre problemáticas específicas mediante estudios de casos concretos. Estos espacios de investigación interdisciplinaria deberían estar abiertos, por igual, a docentes y discentes tanto de las ciencias naturales como sociales5. Asimismo, quizá sea necesario que las universidades adelanten procesos participativos de investigación con las propias comunidades y poblaciones que presentan problemas ambientales complejos y críticos. Finalmente, y refiriéndonos ya al tema y problema de la “incorporación de la dimensión ambiental” en los programas curriculares de las carreras tradicionales, estos procesos de investigación irían generando nuevos conocimientos teóricos y empíricos que podrían sistematizarse y desagregarse en nuevos contenidos curriculares para la formación ambiental en los niveles de posgrado y pregrado. El diseño curricular difícilmente podría elaborar sus contenidos sin atender este proceso social e institucional de generación del saber ambiental.
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1 Diana C. Molina, “La formación especializada en problemas ambientales y la financiación de la investigación ambiental”, en Ernesto Guhl N. (ed.), Medio Ambiente y Desarrollo, Bogotá, Tercer Mundo, 1994.
2 Seminario sobre Universidad y Medio Ambiente para América Latina y el Caribe (Bogotá, 1985) y Seminario Nacional sobre Universidad y Medio Ambiente (Bogotá, 1988).
3 Augusto A. Maya, “Perspectivas pedagógicas en la educación ambiental. Una visión interdisciplinaria”, en E. Guhl N. (ed.), ob. cit., p. 180.
4 Para esto y lo que sigue, véase Enrique Leff, “Sociología y ambiente: formación socioeconómica, racionalidad ambiental y transformaciones del conocimiento”, en E. Leff (comp.), Ciencias sociales y formación ambiental, Barcelona, Gedisa, 1994.
5 Esta proposición es suscrita por varios de los autores del texto ya mencionado Ciencias sociales y formación ambiental. Véase, por ejemplo, el artículo de Pablo Gutman “La economía y la formación ambiental”.
Para iniciar el camino
• Constituir el espacio propicio para la realización de un debate nacional sobre la forma (o formas) en que se ha desarrollado y se desarrolla el proceso de transferencia de tecnologías limpias y sobre las posibilidades y requisitos para la creación de una infraestructura que permita la producción endógena de dichas tecnologías.
• En aquellas universidades que dispongan de los recursos necesarios (humanos y físicos), apoyar la implementación y consolidación de institutos de investigación -estrictamente orientados hacia la generación de conocimientos ambientales- en los que sea factible la promoción y el desarrollo de investigación multidisciplinaria y eventualmente interdisciplinaria sobre la problemática ambiental a través de programas de posgrado (maestrías y doctorados). Como vínculo de recíproco fortalecimiento sería necesario considerar posibles mecanismos de interacción entre tales institutos y aquéllos adscritos al Ministerio del Medio Ambiente.
• Posibilitar la realización continuada de eventos académicos en los cuales pueda efectuarse un intercambio de experiencias sobre las actividades adelantadas en los ámbitos antes indicados.
• Con miras a arbitrar recursos financieros para el fomento de la investigación ambiental, establecer convenios con aquellas instituciones que en la esfera estatal (v. gr., Colciencias e Icfes) tienen como objetivo primordial apoyar la investigación científica y la cualificación de la formación superior y avanzada en el país.
• Auspiciar el intercambio académico entre las universidades colombianas y centros académicos del exterior de reconocida trayectoria en los campos ya mencionados. En este sentido, el Icetex podría diseñar un programa especial de financiamiento para científicos colombianos.
CULTURA PARA LA PAZ
Hacia una Política de Educación Ambiental
1995 - 1998
MINISTERIO DEL MEDIO AMBIENTE
Subdirección de Educación Ambiental
1995
Una mirada múltiple
¿Con las virtudes que olvidé me puedo hacer un traje nuevo?
Pablo Neruda
Tres grandes temas hacen parte de la preocupación del hombre de finales de milenio y no sólo de la reflexión de teóricos, humanistas, políticos, etc. También han sido incorporados en las agendas internacionales como prioridades básicas: la Pobreza, la Violencia y el Medio Ambiente.
En los tres encontramos la convergencia de los problemas que nos angustian y no sería arriesgado afirmar que el hombre en el transcurso de su historia busca afanosamente la solución sin encontrarla. ¿Pero qué ha sucedido que ésta, antes que hacerse realidad, se desplaza hasta convertirse en algo inalcanzable? ¿Cuál es la razón por la que los grandes esfuerzos en búsqueda de las soluciones se desvirtúan y pierden el sentido? ¿En dónde se puede ubicar la raíz de esos problemas? ¿Cuáles serían las soluciones?
Paleontólogos y paleobiólogos contemporáneos sostienen que la destrucción antropogénica actual a escala mundial jamás ha ocurrido en la historia de la tierra, que es única y que, en caso de no ser detenida o al menos sensiblemente mitigada, podría conducir a la primera extinción masiva real de todas las formas de vida que han evolucionado, desde hace más o menos tres mil quinientos millones de años, en un proceso admitidamente inconstante, pero nunca realmente discontinuo.
Parece que la crisis ambiental del presente se constituye en un detonante de crisis de la civilización en su conjunto y que sólo un nuevo orden cultural permitiría garantizar la continuidad de la complejísima trama de la vida y, en virtud de ello, la supervivencia de la especie humana.
El conocimiento en todas sus formas avanza y así también ocurre con su aplicación. La ciencia y la tecnología imponen ritmos y crean un mundo infinito de cambios sustanciales en las formas de vida; las culturas locales, al recibir el impacto de otras más hegemónicas, hacen un rápido recorrido hacia su planetarización o destrucción; el gran desarrollo de las comunicaciones y la circulación de la información nos crean contradicciones que todavía no comprendemos. Estamos más informados pero parece ser que sabemos menos; en palabras de Jesús Martín Barbero: «Al sentirme enterado de lo que pasa, tengo la tramposa sensación de estar participando, actuando en la sociedad, de ser protagonista, cuando sabemos que los protagonistas son otros y bien pocos».
Estamos más cercanos a otras culturas pero parece que perdimos el arraigo en lo propio; avanzamos de forma tremenda en las técnicas pero los problemas se agrandan, la mayor comunicación no significa una conciencia solidaria con el que sufre. Podría afirmarse que el efecto ha sido el contrario: mayores niveles de insensibilidad y radicalismo. Aún hoy, después de siglos de reflexión, el hombre soluciona sus problemas de manera violenta y ésta, que había sido utilizada para resolver los conflictos políticos, ha penetrado la cotidianidad, la vida misma se ha vuelto violenta.
La comunicación cotidiana se realiza en términos estratégicos y el ser humano transita hacia un individualismo exacerbado que tergiversa de forma generalizada el mundo de las indivi-dualidades. El interés particular se antepone al general. Las relaciones humanas en el seno de la familia, la escuela, el barrio, las comunidades, el trabajo se han visto afectadas desfavorablemente por el miedo producido por la violencia, la incertidumbre, la injusticia. La brecha cada vez mayor entre países pobres y ricos muestra que el equilibrio está lejos de producirse.
Podríamos afirmar que la vulnerabilidad de los grupos des-protegidos aumenta en los países del Tercer Mundo, el niño, la mujer, el anciano, los inmigrantes son objeto de la injusticia y la discriminación. A pesar de los esfuerzos realizados por mejorar las condiciones y posibilidades de una mejor calidad de vida, el camino por recorrer es largo y azaroso.
Los derechos humanos son violados sistemáticamente y se fortalece lo que podríamos llamar una ética de la complacencia y la indiferencia. Somos indiferentes a lo que sucede al vecino, al compañero de trabajo, al transeúnte, a la mujer violada, al niño abandonado, a la soledad del anciano, a los otros seres que hacen parte de este planeta; los animales, al ser considerados seres menores, parecen haber sido condenados a pena de muerte y la naturaleza ha sido arrasada en una carrera desenfrenada por la supervivencia de una sola de las especies, la más razonable e inteligente: LA HUMANA.
El planeta que hace relativamente muy poco no sabíamos con certeza si era o no el centro del universo, ha sido paciente y benévolo con nosotros, la naturaleza perpleja con nuestro proceder a veces se sacude y como en una señal de advertencia o en una demostración modesta de su poder nos dice en un lenguaje claro que no estamos solos, que hay otras fuerzas más poderosas.
En tiempos difíciles miramos todavía a los cielos y ponemos los ojos en la religión, en otras ocasiones creemos hallar respuestas en la política o en las ideologías y creamos movimientos emancipadores que puestos en la práctica se derrumban por hechos ajenos en múltiples casos al proyecto en sí. Las imágenes que en esta década inundaron nuestras casas son evidencias claras de que en materia de comprensión hemos retrocedido: Ruanda, los bombardeos de Bagdad, Chechenia y Sarajevo, y la gran Crisis Ambiental serán, para generaciones futuras, símbolos claros de que lo que hacemos no se compadece mucho con lo que pensamos o decimos.
El desafío inmediato es actuar rápidamente sobre los problemas actuales pensando en soluciones de largo aliento y de esfuerzos conjuntos.
JUSTIFICACION
El ambiente: un asunto diverso
El rápido proceso de crecimiento de las sociedades industriales pone a la sociedad mundial frente a problemas que no pueden ser considerados fenómenos de crisis específicos de tales sociedades. Uno de estos fenómenos de crisis es la ruptura del equilibrio ecológico. La sociedad ha desplazado sus límites a expensas de su ambiente hasta el punto de tropezar con barreras de capacidad de la naturaleza exterior.
Este proceso se ha acelerado en las últimas tres generaciones cuando el ritmo de crecimiento absoluto de la población humana y de su capacidad de intervención sobre las demás especies y los recursos ha traído una consecuencia lógica y predecible: la destrucción y eliminación de millones de especies vivas y el deterioro irreparable de las delicadas relaciones que mantenían el equilibrio natural original.
El desequilibrio producido por este tipo de relación supone un acercamiento a los límites máximos de explotación de la naturaleza. Fenómenos que presentan características dramáticas, tales como la destrucción de la capa de ozono, la lluvia ácida, el calentamiento global, pueden asumirse como advertencias de que es necesario actuar de manera inmediata y global sobre los actuales modelos económicos de crecimiento y sobre los patrones tecnológicos vigentes.
Desde esta perspectiva, es importante empezar a pensar en la necesidad de construir una racionalidad ambiental que posibilite un desarrollo económico que respete el equilibrio natural, es decir, en condiciones ecológicamente sustentables. Esta racionalidad podría facilitar alcanzar niveles de crecimiento humano cercanos a la tasa anterior de reemplazo, niveles racionales de extracción de recursos y utilización de las otras especies que no pongan en peligro su existencia, y el logro de una minimización del impacto de la producción de residuos. Así mismo, tendría que propender a mantener el equilibrio de los ecosistemas y la diversidad de la vida presente en cada uno de ellos.
En este proceso de conservación de la diversidad de la vida, la diversidad de las culturas humanas desempeñaría un papel primordial. Por esta razón, rescatar el valor de la diversidad cultural como potencial de soluciones a problemas ambientales en determinados ámbitos resulta tarea imperativa desde el punto de vista educativo. Así mismo, en el camino hacia la consolidación de tal racionalidad ambiental, la incorporación efectiva de nuevos valores éticos a la vida individual y colectiva, y la estructuración de normas ambientales (cuya construcción y apropiación de modo consensual y dialógico es presupuesto de su efectiva operatividad) orientadas a la mitigación y prevención reales del deterioro ambiental, son tareas eminentemente educativas.
Prioridad: un nuevo ciudadano,
una nueva cultura
Las preguntas que nos hacemos los colombianos no son distintas a las que en estos momentos recorren el mundo y no tendría por qué ser de otra manera. No sólo se han internacionalizado las economías, también con gran parte de los problemas ha ocurrido lo mismo: narcotráfico, enfermedades (SIDA, cólera), hambrunas, terrorismo, crisis ambiental, empobrecimiento de las clases sociales más bajas; la crisis de valores y la corrupción son asuntos de agendas de países pobres y ricos.
Todo parece indicar que la solución de los problemas, o al menos la posibilidad de contribuir en buena medida a ella, debería partir de la necesidad de consolidar un nuevo ethos y una nueva cultura, espacio en el cual la educación tendría que ser reconocida y valorada como un dispositivo clave. Podría pensarse la educación ambiental como un discurso crítico de la cultura y de la educación tradicional.
Al referirse al nuevo ciudadano o al cambio cultural no se está hablando de una ruptura radical con el pasado, sino de la necesidad de dar nueva vida, en el contexto de una cosmovisión secular, a valores fundamentales para iniciar el camino de una reinvención colectiva de las formas de hacer la política, de planear la economía, de educar y, en el plano más general, de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza.
El Salto Social hace especial énfasis en el logro de una sociedad equitativa; más participativa; solidaria y respetuosa con los derechos humanos; consciente de nuestra identidad y de la necesidad de conservar nuestro capital cultural, social, ecológico y humano.
El logro de esos objetivos está estrechamente relacionado con nuestra capacidad de movilización colectiva, es asumir las responsabilidades de la ciudadanía y participar en la búsqueda del consenso. Desarrollar actitudes flexibles y una gran disposición a aprender. Los procesos de participación se entienden como procesos pedagógicos que permiten no sólo la comprensión de la democracia, sino que posibilitan vivir en ella. La Constitución abrió caminos y sólo colectivamente podrán ser construidos: desde la familia, la escuela, el trabajo, la calle, el barrio, el Estado. Una invitación a reinventar el papel de padres, maestros, alumnos, trabajadores, vecinos y funcionarios. Una ética de la convivencia y de la responsabilidad, una ética ciudadana que reconozca la pluralidad, nuestro carácter multiétnico y facilite la comunicación fértil y fluida. Se hace imprescindible que iniciemos el cambio hacia un proyecto civilizador que, en palabras de la Misión Ciencia, Educación y Desarrollo, «de un nuevo sentido y significado a la vida colectiva de los colombianos, con culturas de paz y convivencia y esto debe gestarse con la participación equitativa de toda la nación».
Los cambios necesarios en lo individual no son sólo responsabilidad del sistema educativo, es una acción conjunta de todas las fuerzas sociales, un compromiso que es fundamental generalizar: el cambio de actitud que permita hacer una transición del país en el que vivimos al país que imaginamos y deseamos.
Podría afirmarse que el nuevo ciudadano es aquél que esté comprometido a participar concertadamente en el proceso continuo de construcción de una nueva cultura, una nueva sociedad, un nuevo país y lo hace consciente de que es parte responsable de lo que sucede en el planeta y de lo que ocurrirá en el futuro.
OBJETIVO GENERAL
Estrategia fundamental: la educación, un hilo fuerte
Ser conscientes de los grandes desafíos que debemos asumir es estar preparados para salvar los obstáculos que se presenten y para comprender que el proceso es difícil, complejo e inacabable.
Concertar las políticas, crear los compromisos y asumir las responsabilidades serían papeles fundamentales de las instituciones del Estado.
Los cambios que es necesario impulsar se entrelazan unos con otros y sería poco práctico no actuar integralmente sobre ellos. El medio ambiente, la economía, la cultura y la educación hacen parte del mismo proyecto del desarrollo humano sostenible, las acciones o políticas deben ser pensadas en ese sentido.
Impulsar un modelo de desarrollo sostenible que sea eficaz tiene que ver con alcanzar las metas económicas propuestas: menor inflación, mayor empleo, mayor equidad; así como con mejorar la calidad de vida, mejores ciudades, mejores servicios; con preservar los recursos naturales, promover la defensa de la biodiversidad; con lograr una mayor igualdad, reconocer las diferencias culturales y étnicas, establecer políticas determinantes en materia de mujer; con propiciar el cambio cultural, modificar actitudes y lenguajes de confrontación, asumir valores democráticos y defender los derechos humanos. Podría afirmarse que es reencontrar en este concepto de desarrollo principios básicos de la humanidad.
El desarrollo humano sostenible es un modelo que nos obliga a cambiar radicalmente nuestras formas de producir, de vivir y de actuar, tanto en el plano de la política como en el de la vida cotidiana. Un cambio de esta magnitud no sólo requiere de muchos años para su asimilación sino también de un infinito número de compromisos y acciones conjuntas.
Compromisos y acciones que en la educación formal hacen especial referencia al problema de la calidad. La Misión Ciencia, Educación y Desarrollo enfatiza los efectos negativos de la baja calidad: «la baja calidad de la educación formal en los niveles primario y secundario incide negativamente sobre la educación superior, sobre la eficiencia y efectividad del sector productivo, científico y tecnológico y sobre los elementos civilizadores y el desempeño cultural y cívico de la población. El impacto negativo se observa también en la calidad de la fuerza laboral así como en la falta de valores de solidaridad, convivencia pacífica, respeto por la vida y equidad.»
Es menester iniciar procesos de cambio que posibiliten pensar una Colombia distinta, en donde nuestra ciudadanía sea valorada en su más amplia visión y el colombiano entienda y acepte la necesidad de identificarse con un proyecto de sociedad democrática.
La estrategia hace énfasis en lo integral, es decir, entendemos lo ambiental como un asunto político, económico, social y cultural. Lo permanente, asumido como la necesidad de realizar acciones de largo plazo. Lo participativo, como un sentido de cooperación que permitiría unir esfuerzos en la búsqueda de la solución a problemas ambientales. Lo regional, visto como el mecanismo que favorecerá los procesos de descentralización en beneficio de la eficiencia. En suma, es preciso considerar la educación como el hilo con el cual deberíamos entretejer colectivamente el nuevo orden cultural.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
Los propósitos
Se entiende que la política ambiental en su conjunto es educativa. Que el cambio cultural debe ser un compromiso colectivo en donde cada ciudadano asuma su papel social con una mentalidad solidaria y cooperativa.
En este sentido, la educación ambiental se orienta hacia la producción de cambios sustanciales en las maneras de pensar y actuar, no sólo en relación con el medio sino también, y principalmente, en nuestras relaciones con el otro.
La acción educativa del Sistema Nacional Ambiental fortalecerá una cultura ambiental solidaria, equitativa y no violenta que entienda y acepte nuestra diversidad cultural y las diferencias regionales y étnicas.
Una educación ambiental que facilite la comprensión de los grandes problemas del deterioro socio-ambiental, sensibilice y comprometa a los colombianos en la urgencia de participar activamente en la formación del país que deseamos. La educación ambiental estaría orientada hacia la creación de espacios de intercambio y comunicación en los cuales el ciudadano tendría la oportunidad de aportar a la construcción de un proyecto colectivo de sociedad. En este sentido, animar procesos de participación que conduzcan a la concertación de la voluntad general sería una de las metas de la educación ambiental. Es claro que en una cultura en la cual se ha consolidado una visión egocéntrica del ser ciudadano, el transitar en búsqueda de la cooperación, la tolerancia, la responsabilidad y la solidaridad sociales es uno de los propósitos más loables.
ESTRATEGIAS Y METAS ESPECÍFICAS
Estrategias pensando
en el próximo milenio
Primera
Las instituciones educativas:
espacios fértiles para el cambio
Cambiar las formas de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza es una misión que tiene que ver con la política, pero principalmente con la educación. Al pensar la educación como el elemento principal de ese cambio debemos estar alertas y reconocer que lo educativo supera las fronteras de la escuela y la universidad y penetra de manera clara el ámbito de los medios de comunicación, la familia, el trabajo y la calle.
La educación desde esta perspectiva no tiene límites temporales o espaciales, adquiere un sentido permanente y ocupa todos los espacios de la vida social: aprender es un proceso continuo en el cual se estrechan cada vez más las distancias entre lo que sabemos y lo que somos.
En este sentido, la educación ambiental debe estar ligada de manera indisoluble a los proyectos educativos de transformación de las instituciones educativas, los ambientes de trabajo, los comportamientos ciudadanos, las formas de gobernar y administrar los recursos de la nación, de los municipios y de las localidades y la gestión ambiental.
El compromiso de la educación ambiental en las instituciones es, además de crear conciencia y sensibilización sobre los problemas de deterioro, depredación, explotación no planificada de los recursos naturales, etc., impactar de manera decidida la calidad de la educación llamada formal y fomentar el cambio de actitudes hacia comportamientos ciudadanos democráticos, no depredadores y no violentos.
Es preciso destacar que, en palabras de Fernando Savater, «lo humanamente importante del hombre no es que entiende (y por lo tanto utiliza y domina) el mundo, sino que se entiende con los demás hombres (y por lo tanto, en cierta medida, renuncia a utilizarlos y dominarlos).» Este sentido nos permitiría orientar lo educativo ambiental con una perspectiva adicional: facilitar el entendimiento de los colombianos y propiciar un ambiente humano en los cuales la armonía y la solución pacífica de los conflictos ocupen la cotidianidad.
Tener como horizonte el mejoramiento de la calidad en el ámbito de la educación formal - especialmente en la educación básica - significaría, en principio, reconocer la policromía de la cultura nacional y la posibilidad y acaso la necesidad de entretejer en forma coherente sus distintas expresiones en torno a la misión educativa; en el plano institucional y operativo, implicaría actuar en estrecha cooperación con aquellas instituciones y entidades que laboran con ese propósito y, sobre todo, estimular y garantizar la gestión autónoma de las comunidades mismas - en sus diferentes niveles - en la elaboración de sus propios proyectos educativos. En el plano sustantivo, la educación ambiental, entendida en su sentido más amplio como crítica de la cultura y de la cultura escolar tradicional en particular, podría contribuir de manera decisiva a ese proceso de mejoramiento de la calidad en que nos encontramos empeñados y adquirir su verdadero sentido en la medida en que se integre de modo sustancial a los Proyectos Educativos Institucionales y se materialice en la práctica escolar misma.
La incorporación de la dimensión ambiental a estos proyectos educativos demandaría en primer lugar una seria y continuada reflexión sobre el concepto mismo de lo ambiental por parte de los agentes de las comunidades educativas. Sin embargo, proponemos poner en juego, con todas las dificultades que ello entraña, que lo ambiental impregne o atraviese por así decir el proyecto educativo institucional en su conjunto y vincule a la misión institucional lo ambiental como parte fundamental. Con esto queremos significar que lo ambiental no debería atravesar solamente los saberes de carácter instrumental y evaluativo que circulan en la escuela y que constituyen la cultura escolar propiamente dicha, sino también las relaciones sociales mismas por cuya mediación son transmitidos esos saberes y las formas organizativas que generan estas relaciones sociales. En otras palabras, sería preciso y quizá deseable ambientalizar las instituciones educativas en su conjunto, pero su sentido tendría que ser definido por las comunidades educativas.
En el nivel universitario la incorporación de la dimensión ambiental a los curricula de las carreras establecidas ha venido realizándose de una manera tradicional, predominando una visión reduccionista, simplificada, de la problemática ambiental. O bien se reduce aquélla al anexo de cursos de ecología en la mayoría de los programas universitarios, o bien, como sucede en el caso de las carreras tecnológicas, a la introducción de cursos sobre contaminación y tecnologías para su manejo.
Sin embargo, la formación ambiental en el plano universitario debería ir más allá de la incorporación de éste o aquel curso de ecología en los contenidos curriculares actuales. El saber ambiental es un saber emergente, un saber en construcción, que, como señala E. Leff, atraviesa y problematiza los paradigmas actuales del conocimiento y la estructura académica del sistema educativo. La problemática ambiental exige la producción de nuevos conocimientos a las distintas ciencias y, por tanto, la configuración de nuevos espacios de saber y la transformación de sus paradigmas teóricos. De este modo, la incorporación de la dimensión ambiental a los programas de formación a nivel universitario demanda en primer lugar generar y sistematizar el saber ambiental emergente en cada una de las disciplinas. Para ello es necesario que las universidades realicen antes que nada esfuerzos para configurar las líneas temáticas que orienten el desarrollo del conocimiento y la producción de ese saber ambiental. Este proceso sólo es posible mediante un trabajo teórico y de investigación. En consecuencia, es necesario posibilitar espacios de investigación interdisciplinaria orientada a problemáticas ambientales específicas.
El proceso de incorporación del saber ambiental en los currículos universitarios plantea entonces la necesidad de generar estrategias como la de concentrar esfuerzos en la formación de investigadores, docentes, núcleos y redes de investigación especializada; fomentar una fuerte interacción entre las universidades y los institutos científicos que hacen parte del Sistema Ambiental Nacional y propiciar el desarrollo de programas académicos conjuntos (maestrías y doctorados). Es preciso además establecer seminarios permanentes de profesores para discutir nuevos métodos de investigación, para reelaborar los conocimientos y saberes ambientales y para perfeccionar en un proceso continuo la estructura y contenidos curriculares, así como prácticas pedagógicas innovadoras. Finalmente, es imprescindible apoyarse en la cooperación internacional y crear lazos fuertes y de largo plazo con instituciones universitarias extranjeras que tengan desarrolladas líneas de investigación en áreas de interés nacional.
META: AMBIENTALIZAR LA EDUCACION
• Promover una reflexión nacional permanente sobre educación formal y medio ambiente.
• Fomentar la incorporación crítica de la dimensión ambiental en las escuelas y colegios.
• Propiciar la formación, capacitación y participación de docentes en asuntos ambientales.
• Promover el desarrollo de los Proyectos Educativos Institucionales que incorporando la problemática ambiental favorezcan la calidad de la educación.
• Apoyar acciones dirigidas al desarrollo de la investigación ambiental en las universidades colombianas.
Segunda
Comunidades y campesinos:
del campo al medio
Estar dispuestos a aprender de culturas centenarias y milenarias que han logrado un adecuado equilibrio con el medio, es decir, cuya orientación con respecto al mismo no ha sido depredadora ni mediada por la cultura económica prevaleciente en la civilización occidental, sería un punto de partida no sólo importante sino también estratégico. Como bien lo señalan R. Llinás y E. Reichel-Dolmatoff en su informe para la Misión Ciencia, Educación y Desarrollo: «...un componente original de la nueva educación colombiana será no sólo su avanzado manejo de los campos del saber básicos para formar personas pensantes e informadas a nivel internacional; será necesario, además, su articulación a estructuras educativas locales que no sólo contienen valiosa información para el manejo apropiado de los recursos ambientales, sino que generan las bases de solidaridad social necesarias para un real desarrollo sostenible» (énfasis nuestro).
Los dos científicos en mención reconocen que nuestro país es pluricultural y multiétnico y que podría hacer un uso creativo y original de su posibilidad de acceso a los legados amerindio, afroamericano y occidental, esto es, a elementos de las sociedades premodernas, modernas y posmodernas. Y señalan a continuación: «Esto le permitirá maximizar habilidades de diversas bases culturales para diseñar nuevos sistemas de aprendizaje e incorporar una variedad de orientaciones culturales al dominio del racionalismo científico y de la tecnología contemporánea» (énfasis nuestro). Una apropiada articulación de tales orientaciones culturales (modernas y premodernas, e incluso posmo-dernas) podría sentar las bases para la forja de la siempre anhelada pero nunca conseguida identidad cultural nacional, cuyo presupuesto fundamental estaría constituido por el reconocimento y la promoción auténtica de la diversidad y el pluralismo culturales. Las culturas tradicionales son un patrimonio cultural nacional de suma importancia en la medida en que sus portadores, en su relación milenaria con el medio, han logrado consolidar un inmenso saber sobre la biodiversidad tropical.
Un sentido que podría asumir la educación ambiental es invertir recursos no sólo en capacitación sino también en procesos de apropiación de los saberes tradicionales. Sería algo así como apropiar tecnologías autóctonas amigas del medio. Después de todo, se trata de valorar diversas expresiones culturales, las ancestrales y las resultantes de sus relaciones de conflicto con aquellos agentes que han disputado material o culturalmente los espacios vitales de las primeras. El propósito es mantener una sensibilidad que permita apreciar la experiencia del productor agrícola y el parcelero, no menospreciar su experiencia a partir de la racionalidad científico tecnológica.
La participación ciudadana, que es imprescindible para los propósitos de la política de educación ambiental, no se limita a los ciudadanos habitantes de las urbes, sino que considera al ciudadano en cuanto sujeto de derechos y deberes, y en consecuencia valora en alto grado los habitantes de las zonas rurales.
META: LAS COMUNIDADES:
AMBIENTES AUTONOMOS
• Favorecer el desarrollo de las culturas y sociedades que forman nuestra nacionalidad e impulsar mecanismos que permitan su libre expresión y su vinculación activa a la definición del proyecto de sociedad deseada.
• Favorecer el conocimiento y desarrollo del saber ambiental en las comunidades.
• Fomentar el intercambio de saberes y experiencias en el manejo de los recursos naturales.
• Animar procesos de interacción de las comunidades entre sí y de éstas con las culturas urbanas.
• Prestar la asistencia técnica para la formulación y desarrollo de proyectos de participación comunitaria en asuntos ambientales.
• Favorecer el fortalecimiento de la autonomía de las comunidades.
Tercera
La educación ciudadana en ambientes urbanos:
para una cultura de la convivencia
Al hombre que cabalga largamente por tierras selváticas
le acomete el deseo de una ciudad.
Italo Calvino
Es posible pensar que una acción decidida sobre las actitudes ciudadanas generalizadas y que se constituyen como problema, sea un esfuerzo que no logre percibirse en un corto plazo (cinco, diez años), sin embargo no asumir como fundamental ese tipo de acciones podría ser un error que repercutiera de manera decidida en lo que será la ciudad colombiana. La solución a los problemas que de manera más intensa afectan nuestras ciudades es compleja, requiere de la convergencia de muchos esfuerzos: una adecuada aplicación de la técnica, un inteligente y concertado desarrollo de la ley, un alto grado de gobernabilidad y una actitud ciudadana solidaria y cooperante son horizontes que tendrán que ser tenidos en cuenta por aquéllos que desean producir cambios radicales en la vida de las ciudades y el medio ambiente urbano.
La ciudad es un ambiente construido y por lo tanto artificial, podría pensarse como un invento humano para organizarnos en sociedad. Su característica principal es que vive procesos profundos y continuos de transformación. El cambio acelerado y constante del uso de los espacios y de las costumbres muestran su sentido de diseño inacabado y de cultura viva. Flujos intensos de información proveniente de todos los puntos del planeta, alta utilización de tecnología, multiplicidad de lenguajes y formas de comunicación hacen de ella un espacio abierto a las transformaciones. Sus habitantes son intérpretes y constructores de infinidad de signos y símbolos. Innumerables maneras de producción y distribución hacen de la gran ciudad una economía compleja. La ciudad se muestra diversa y plural, en ella coexisten infinidad de ciudades, espacios que son entendidos y disfrutados o sufridos de múltiples maneras. La ciudad no es una y para actuar sobre ella es necesario reconocer su gran diversidad.
Actitudes y formas de comportamiento generalizadas reafirman o niegan grados de conciencia y sensibilización hacia problemas colectivos. Fragilidad de valores tradicionales y poco arraigo hacia lo propio indican existencia de crisis y conflictos de difícil solución. La ciudad colombiana, en medio de deterioros críticos del espacio, el ambiente urbano y la convivencia, muestra un rasgo que permitiría ver el futuro con optimismo: una gran capacidad ciudadana para imaginar y producir salidas y soluciones.
Pero, ¿cómo canalizar de forma positiva esa capacidad?, ¿cómo propiciar una mayor participación en búsqueda de las soluciones colectivas?, en fin, ¿cómo desarrollar la democracia como mecanismo eficaz?
La Constitución Política de 1991 reconoce expresamente el papel fundamental de la participación como elemento principal para el desarrollo de la democracia colombiana. Se entiende que la participación es la manera de llegar a consensos legítimos sobre políticas, programas, estrategias y ejecución de soluciones. La participación antes que un mecanismo debe ser entendida como un sentido del cual deben estar impregnadas todas las acciones que se realicen desde el Estado.
La educación ambiental ciudadana se nutre de este principio fundamental de la Constitución, busca animar procesos de participación comunitaria y crear espacios de encuentro ciudadano que desarrollen la concientización y sensibilización colectiva sobre el medio ambiente urbano, sus procesos de gestión, conservación, reorganización y control. Entendemos que el empresario tiene responsabilidades ambientales como tal, y así el funcionario del Estado, el policía, la ama de casa, el niño, el político, el artista etc. La educación ambiental ciudadana busca no sólo crear conciencia y sensibilización a través de la participación de los ciudadanos, sino que también pretende facilitar la comprensión de los problemas ambientales, capacitar al ciudadano en su solución y fomentar el cumplimiento de las responsabilidades individuales e institucionales.
La educación ambiental ciudadana hace parte de ese gran mundo de interacciones e intercambios educativos complejos que se producen en la ciudad y en el cual el habitante de ella reafirma o reniega de su identidad. Se esperaría que los procesos educativos ambientales generaran sentidos de identificación con la comunidad en particular, pero especialmente con la ciudad como un todo. Fortalecer y construir lazos fuertes de solidaridad ciudadana es un horizonte sobre el cual debe prestar especial atención la educación ambiental ciudadana. Así mismo, podría dirigirse a generar el cambio de comportamiento de los ciudadanos en su relación con su comunidad, localidad y ciudad en aquellos aspectos que obstaculizan el libre flujo de actividades y deterioran la estética del espacio público. Crear espacios de encuentro ciudadano en los cuales se logren acuerdos sobre asuntos críticos y posibles soluciones concertadas son acciones que el Ministerio del Medio Ambiente estará en disposición de apoyar. Iniciativas comunitarias que permitan la concertación serán apoyadas como actividades prioritarias, buscando que se conviertan en programas ejemplarizantes y demostrativos. Se buscará crear redes urbanas de proyectos educativos ambientales ejemplares.
META: LA CONVIVENCIA EN AMBIENTES SANOS
• Crear y promover espacios de encuentro ciudadanos que favorezcan la superación de problemas ambientales urbanos críticos.
• Promover el interés de amplios sectores de la población por el conocimiento de la problemática de su entorno inmediato, sus causas y sus efectos, y su relación con la problemática ambiental en escalas más amplias.
• Propiciar la internalización masiva de nociones fundamentales tales como conciencia del medio, criminalidad ambiental, protección ambiental, etcétera.
• Estimular el interés por el conocimiento de las normas vigentes para la prevención y mitigación del deterioro ambiental y para la solución de los conflictos ambientales.
• Sensibilizar a los ciudadanos sobre el decurso histórico de su comunidad.
Cuarta
El ambiente empresarial: interés público
Fomentar el desarrollo de un espíritu empresarial protector del medio ambiente y crear los mecanismos concertados para que la educación ambiental sea componente importante de la cultura empresarial son propósitos que hacen parte de lo que podría ser la empresa colombiana del futuro.
Hacer parte de una cultura del desarrollo sostenible requiere de esfuerzos grandes del empresariado por asimilar principios axiológicos distintos. Las responsabilidades de las organizaciones empresariales trascienden el entorno inmediato y alcanzan compromisos planetarios; los recursos naturales no pueden ser sólo objeto de explotación sino de un trabajo integral que vincula grandes dosis de investigación y compromiso ecológico. La educación ambiental empresarial estaría dirigida a fortalecer la conciencia ambiental del empresariado y a fomentar el tránsito hacia patrones tecnológicos y de consumo ciudadano ambientalmente sustentables. Además, el ambiente humano de las empresas, la posibilidad de establecer mejores espacios de comunicación, la salud ocupacional de los trabajadores, serán aspectos que incidirían en la configuración de empresas con estructuras valorativas no depredadoras de sí mismas ni del medio ambiente.
Animar procesos que tiendan a crear círculos ambientales y de estudio en las empresas colombianas puede ser un esfuerzo necesario. Crear los incentivos que permitan identificar y apoyar las empresas ejemplares en este campo será un programa que el Ministerio realizará con miras a construir redes de empresas ecológicas. Así mismo, se coordinarán con los gremios y las universidades programas de educación y capacitación ambientales dirigidos al sector. Sería fundamental propiciar la difusión de tecnologías amigas del medio usadas en algunos sectores de la producción.
META: ECOEFICIENCIA
• Promover el concepto de ecoeficiencia en las empresas colombianas.
• Fomentar el desarrollo de la educación ambiental en la empresas.
• Propiciar la incorporación de patrones tecnológicos limpios.
• Promover al interior de las organizaciones la investigación en tecnologías limpias.
• Concertar con gremios empresariales la orientación del consumo hacia productos no contaminantes.• Promover la creación de estímulos para las empresas que hagan uso de tecnologías o procedimientos de producción amigos del medio.
Quinta
Un Estado limpio: una acción transparente
Gran parte del éxito de la política ambiental está estrechamente ligado a la capacidad que tenga el Estado para demostrar que sus acciones son ambientales. Es decir, que está comprometido de manera decidida con un cambio radical de actitud frente al medio ambiente. No bastaría con una definición de políticas y aceptar el compromiso con el desarrollo sostenible. Es necesario que sus instituciones realicen una mutación esencial: pasen de ser organismos depredadores a ser ambientes ejemplares. No habría otra forma de animar el proceso de cambio en la sociedad civil que siendo ejemplarizante.
En términos amplios, sería necesario asumir que la política ambiental en su conjunto es educativa. Esto quiere decir que la acciones del SINA deberían ser orientadas con un alto sentido pedagógico: una norma, una penalización o una publicación tendrían que ser comunicadas facilitando su comprensión y aplicación. Es evidente que muchas de las normas pierden su eficacia al no ser entendidas y comprendidas con suficiencia por aquéllos a quienes va dirigida.
META: TRANSITO HACIA UN ESTADO LIMPIO
• Fomentar el desarrollo de la conciencia ambiental en las instituciones del Estado.
• Propiciar cambios de comportamiento de los funcionarios del Estado hacia ambientes limpios y sanos.
• Propiciar cambios de comportamiento de los funcionarios del Estado hacia una gestión ambiental limpia y sana.
Sexta
Hacia una comunicación limpia y fértil
Los procesos complejos de concientización y sensibilización ciudadana sobre el medio ambiente tendrán que ser apoyados por una política de comunicaciones no contaminada de intenciones exclusivamente publicitarias. Es básico asumir que la comunicación institucional se nutra de sentidos educativos y pedagógicos. El plan de comunicaciones Hacia Una Comunicación Limpia y Fértil busca apoyar y a su vez desencadenar procesos de participación ciudadana en los asuntos ambientales. La intención educativa es contribuir a la formación de una cultura ambiental que se traduzca en una relación nueva de los hombres y las mujeres con el medio ambiente y de aquéllos entre sí. Es clave que la comunicación masiva referida a lo ambiental tome un carácter que, sin desconocer la situación de crisis, permita presentar una visión desdramatizada de lo que sucede. Avanzar en este campo significa hacer esfuerzos por transitar de lo denunciativo a lo formativo.
META: COMUNICACION
CON SENTIDO PEDAGOGICO
• Contribuir a la formación de una cultura ambiental que se traduzca en una nueva forma de relación entre los colombianos y de éstos con el medio ambiente.
• Promover una forma de comunicación institucional con una clara intención pedagógica y que reconozca las diferencias culturales, regionales y étnicas.
• Concertar un compromiso con los medios de comunicación para la promoción de una ética ambiental que promueva la vida democrática como la forma política más humanamente sostenible.
• Desarrollar iniciativas para sensibilizar a los comunicadores sobre las potencialidades y urgencias de los enfoques ambientales y su relación con los procesos comunicativos y sus contenidos.
Séptima
La mujer: género y equidad
La participación de la mujer en los procesos de educación ambiental tendrá que ser decidida. Nutrir el discurso de la educación ambiental de la perspectiva de género y abrir espacios de participación de la mujer en la toma de decisiones ambientales ciudadanas, serán aspectos en los cuales la política educativa ambiental trabajará.
Se realizarán esfuerzos que contribuyan a fomentar la participación de la mujer como centro organizador-ejecutor de la política y los planes de educación ambiental. En este sentido, la creación de incentivos de participación que involucren a la mujer en la nueva concepción de convivencia con el entorno en el que se desenvuelve, será uno de los puntos de partida de la educación ambiental.
META: MULTIPLICACION DE
AMBIENTES FEMENINOS
• Mejorar la oferta de espacios de participación y equidad para la mujer en los programas y proyectos ambientales.
• Promover la adecuación institucional requerida para operacionalizar la política sobre mujer y desarrollo sostenible.
• Nutrir de la perspectiva de género la educación ambiental.
Octava
Los niños: un país a su alcance
La gran capacidad imaginativa y creativa de los niños será un eje fundamental, a partir del cual se propiciará un proceso dinámico, comprensivo y global de concientización y sensibilización ambiental. Se apoyarán programas que fomenten el papel de los niños como actores competentes y decisivos en la gestión ambiental, mediante su participación en los procesos de construcción de una nueva cultura del desarrollo. En los niños se recrea la posibilidad de proponer espacios de educación múltiples y lúdicos que tiendan a orientar la solidaridad colectiva hacia la búsqueda de soluciones ambientales.
En el empeño de generar un cambio de actitud frente al medio ambiente y de fortalecer los valores sociales acordes con el desarrollo humano sostenible, se hace necesario propiciar en las nuevas generaciones la formación de líderes capaces de movilizar y dinamizar procesos conducentes a la configuración de un nuevo ciudadano, consciente de su responsabilidad ambiental. Un esfuerzo claro de la educación ambiental sería fomentar una amplia participación de los niños en todas las actividades propuestas, desde su diseño hasta su ejecución para garantizar los resultados a largo plazo.
METAS: LA IMAGINACION AMBIENTAL
• Dinamizar procesos de participación infantil para asumir un liderazgo en materia ambiental.
• Vincular decididamente a los niños en los procesos de sensibilización y concientización de la ciudadanía sobre la necesidad de generar cambios de comportamiento hacia ambientes sanos.
• Movilizar la fuerza infantil para desarrollar una voluntad ciudadana más consciente y solidaria.
Novena
Juventud y Medio Ambiente
La crisis cultural y ambiental por la que atraviesa nuestro país han propiciado en muchos de nuestros jóvenes colombianos el surgimiento de una alta sensibilidad y sentido de responsabilidad frente al manejo y protección del medio ambiente y los recursos naturales. Ello ha influido paulatinamente en la organización de grupos juveniles ambientales interesados en el campo de la educación ambiental y la preservación y conservación de los recursos naturales en su región o localidad.
Esta coyuntura participativa de la juventud en grupos ambientalistas se constituye en un mecanismo favorable para hallar soluciones a la crisis ambiental y cultural en la medida en que se convierte en un proceso de aprendizaje e incorporación de nuevos valores sociales acordes con el desarrollo sostenible que a su vez es uno de los objetivos de la Política Nacional Ambiental.
METAS: LA CREATIVIDAD JUVENIL
• Vincular a los jóvenes en los procesos de sensibilización y concientización que permitan la consolidación efectiva de nuevos valores éticos a la vida individual y colectiva y la estructuración de normas ambientales
• Crear y fortalecer instancias de participación en la sociedad que permitan a la juventud involucrarse activamente en acciones que fortalezcan su papel como actores fundamentales para el tránsito hacia un desarrollo sostenible.
• Dinamizar procesos de participación juvenil para asumir un compromiso en materia ambiental.
PROGRAMAS
Comunicación educativa:
Hacia una Comunicación Limpia y Fértil
Este programa fue diseñado y será ejecutado en estrecha relación con la Oficina de Divulgación y Prensa. El proceso de concientización y sensibilización sobre el medio ambiente en el plano de lo masivo se apoyará en el concepto de una comunicación en donde el sentido educativo y pedagógico sea el dominante. Es decir, se pretende abordar nuestra comunicación como algo que facilita la comprensión de lo medioambiental, disminución de la dramática y ampliación de la visión comprensiva de los temas y problemas.
La estrategia de comunicaciones Hacia una Comunicación Limpia y Fértil busca contribuir a la generación de una cultura ambiental que se traduzca en una nueva relación de los hombres y las mujeres con el medio ambiente. Este proceso contempla:
Televisión
Realización de teleconferencias; creación de un programa de opinión; creación de un Minuto Ambiental en horario triple A en cadenas comerciales; producción de serie de documentales sobre cuerpos de agua, ecosistemas estratégicos, reforestación, fauna y flora, saqueo y contaminación urbana.
Prensa
Participación en las separatas y páginas especializadas de los diarios nacionales y regionales.
Radio
Creación de un espacio radial y su emisión en las emisoras universitarias del país. Crear y coordinar la red de programas ambientales radiales. Crear la Pausa Ambiental, un espacio de cinco minutos semanales en la franja de noticias de las principales cadenas radiales.
Campaña Publicitaria
Se coordinará la realización de spots educativos en televisión, reproducidos en radio y prensa para promover una reflexión nacional sobre asuntos del medio ambiente.
Comunicación Institucional
Revista: Publicación especializada de alta calidad como espacio de debate y reflexión sobre temática ambiental.
Serie Documentos: Se creará la serie documentos que publicara periódicamente papers y dossiers sobre asuntos que por su interés y actualidad requieren de una mayor reflexión.
Diversidad: Publicación educativa de carácter interno que pretende mantener una reflexión cotidiana sobre el ambiente.
El Medio: Boletín quincenal de carácter informativo sobre los programas, funciones y actividades que se realizan en el Ministerio del Medio Ambiente.
Publicaciones Oficiales: Publicación de los actos administrativos y diferentes comunicaciones institucionales.
Historias verdes
Red de trabajadores culturales ambientales
El propósito es vincular a los trabajadores culturales como creadores de sensibilización sobre asuntos ambientales mediante la creación de la Red de Trabajadores Ambientales Culturales. Esta incluye:
El Primer Encuentro Nacional de Cuentería Ambiental, cuyo objetivo es rescatar tradiciones ambientales de la comunidad y difundir la forma cómo la comunidad vive los problemas del medio ambiente.
El Premio Nacional de Cuentería Ambiental, con el propósito de crear un incentivo para las personas e instituciones que desarrollen programas culturales que fomenten el rescate, reconocimento y apropiación de la sabiduría tradicional.
Los Foros Nacionales Ambientes y Culturas, para discutir sobre temas ambientales y producir a nivel de las regiones una reflexión sobre la relación entre calidad de vida, medio ambiente y cultura.
Publicaciones y material audiovisual, con el fin de conservar y difundir material enriquecedor sobre el tratamiento de temas ambientales, se propenderá porque la red produzca una publicación trimestral que recoja las experiencias culturales regionales y genere lazos de unión de la red.
Base de datos, se definirá, organizará y pondrá en marcha una base de datos que contendrá toda la información sobre los trabajadores ambientales culturales del país y sobre sus diversas experiencias.
Educación ambiental empresarial
Se trabajará concertadamente con el sector empresarial en la búsqueda de apoyo al desarrollo de programas de formación en medio ambiente y desarrollo sostenible. Se promoverá la capacitación empresarial en soluciones concretas a problemas producidos por las propias empresas.
Con el apoyo del sector empresarial se promoverán los siguientes programas:
• Foro Nacional Empresas y Medio Ambiente: Más Allá de la Contaminación.
• Educación Ambiental en Empaques.
• Red de Empresas de Educación Ambiental
• Círculos de Educación Ambiental Empresarial.
• Canasta Ecológica Familiar.
• Premio Nacional a la Ecoeficiencia.
Educación ambiental para instituciones del Estado
Un Estado limpio en el más amplio sentido del término podrá ser ejemplar para la sociedad civil. La meta es vincular a los organismos del Estado del nivel central, promoviendo que las Corporaciones Autónomas Regionales realicen esta tarea en el nivel regional. El proceso pretende crear una conciencia ambiental en primer lugar en los ministerios. Se creará un programa de formación dirigido a cinco funcionarios de cada ministerio y se pondrá en marcha la Red de Funcionarios Ambientales como mecanismo de incorporación de la dimensión ambiental en las acciones de cada organización y promotores de una conciencia ambiental institucional.
Educación ambiental en el SINA,
medios de comunicación y ONG´S
El propósito es crear un espacio continuo de formación y capacitación dirigido a los funcionarios del Sina, medios de comunicación y ONG´s.
Se realizará en estrecha colaboración con las Corporaciones y las otras Direcciones del Ministerio y con las universidades colombianas que tengan una tradición académica en medio ambiente y docentes de excelencia en cada uno de los temas. Se acudirá a expertos internacionales que garanticen la calidad y nuevos aportes.
Se realizarán seminarios y cursos itinerantes, se replicarán en distintas regiones. El proceso se iniciará con los siguientes temas:
Desarrollo Sostenible. Seminario Nacional con participación de conferencistas internacionales. Se busca iniciar un proceso de reflexión nacional sobre el tema. Estará dirigido a empresarios, académicos, investigadores y miembros del alto gobierno.
Legislación Ambiental. El objetivo es formar a 40 personas de las distintas regiones en la fundamentación de la Ley 99/93 y su futuro desarrollo.
Gestión Ambiental. El objetivo es dar a los jefes de planeación de los municipios los elementos prácticos que les permita liderar la incorporación de la dimensión ambiental a la gestión municipal.
Seminario Permanente sobre Medio Ambiente. Su propósito es mantener al interior del Ministerio un grupo de reflexión sobre asuntos ambientales. En este espacio estarán invitados conferencistas nacionales e internacionales del más alto nivel académico. Las reuniones presenciales se llevarán a cabo cada 15 días. El seminario deberá producir documentos sobre los temas tratados. Esta actividad académica será llevada a cabo en las Corporaciones Autónomas Regionales con el apoyo del Ministerio.
Educación formal
La incorporación de la dimensión ambiental en la educación formal se realizará básicamente en coordinación con el Ministerio de Educación a través de:
Proyectos Ambientales Escolares -PRAES-, que estarán inscritos en el marco de los Proyectos Educativos Institucionales y cuya filosofía será la educación, acción y participación directa de la comunidad educativa en los asuntos ambientales de la región en la que se ubica. Se fomentará el desarrollo de proyectos pilotos en colegios oficiales y privados. Para alcanzar tal cometido, se apoyarán los proyectos ambientales que propicien la creación de espacios de reflexión y discusión alrededor de la construcción de una cultura ambiental y faciliten la incorporación de la dimensión ambiental en todas las actividades que adelante la comunidad educativa. Para la ejecución y operación del proyecto, se asegurará una debida y permanente coordinación y colaboración entre los niveles nacional y regional representados por los Ministerios de Educación y Medio Ambiente y por las Secretarías de Educación Distritales y Departamentales y las Corporaciones Autónomas Regionales, respectivamente.
Capacitación de docentes. Asesoría en el diseño y ejecución de planes y programas de formación continuada de docentes en el servicio de educación básica, media y universitaria dotándolos de materiales de educación ambiental.
El Servicio Militar Ambiental. Programa conjunto con Mindefensa y Mineducación. Se llevará a cabo en todo el territorio nacional. Se iniciará en el segundo semestre de 1995. La meta para este año será formar un grupo de 30 oficiales en temas ambientales y un contingente de 1.800 bachilleres. El propósito del servicio es la vinculación de los bachilleres a programas ambientales existentes y a la educación ambiental en las regiones.
El Servicio Social Ambiental. El propósito es la vinculación de estudiantes y ciudadanos a tareas relacionadas con el medio ambiente. Se coordinará regionalmente desde las Corporaciones. El programa está en la etapa de diseño. La meta es ponerlo en marcha en el segundo semestre de este año.
Nivel Universitario. Se promocionará la creación de una línea de financiación y fomento a la investigación y de postgrados de excelencia en el área de medio ambiente y población. También se apoyarán programas de maestría y doctorado en temas ambientales en las universidades oficiales y se propenderá por consolidar una comunidad científica de apoyo y asesoría a las instituciones y organismos ambientales para contribuir a la producción del conocimiento y la innovación tecnológica.
Aulas ambientales
El programa de aulas ambientales aspira a propiciar cambios radicales en los comportamientos ciudadanos en una zona determinada, de tal forma que se tienda hacia la transformación ejemplar de la vida cotidiana del lugar. El programa tendrá como ejes la educación, la participación de las comunidades, la concertación y la voluntad política.
Se aspira a desencadenar procesos de participación con este programa en las medianas y grandes ciudades colombianas.
El programa de Aulas Ambientales se entiende como un proceso de educación ciudadana de carácter no formal, en el cual, mediante la participación activa y comprometida de los actores sociales concurrentes, éstos reconocerán las características dominantes del deterioro de su entorno inmediato, sus causas y sus consecuencias, y comprenderán y aceptarán a partir de sí mismos, en interacción con otros, la necesidad de transformar o redirigir sus orientaciones de acción en función de los valores ambientales y de las normas imprescindibles para la concreción efectiva de tales valores.
Los proyectos del programa así definido son de carácter no formal, experimental, dialógico y participativo. Se pretende que tales proyectos tengan un amplio efecto demostrativo y se constituyan en modelos ejemplarizantes para el cuerpo social en su conjunto.
La nueva mujer
El propósito es vincular a la mujer que se desenvuelve en diferentes ámbitos de la sociedad como ciudadana, ama de casa, educadora, administradora, etc., en el proceso educativo ambiental. El proyecto incluye:
Encuentros Nacionales Mujer Educadora Ambiental, cuya finalidad será crear un espacio de reflexión alrededor del papel de la mujer en los procesos de concientización y sensibilización ambiental.
•Diseño y ejecución de programas de formación dirigidos a la mujer, cuyo objetivo será trabajar sobre temas relacionados con el manejo y administración de los recursos naturales.
•Apoyo a la creación de una línea de financiación para proyectos femeninos que incorporen la solución de problemas básicos dentro del espacio en que se desenvuelven.
•Incorporación decidida de la perspectiva de género a los procesos ambientales.
Ambientes infantiles
El propósito es vincular a los niños en el proceso de con-cientización y sensibilización ambiental. Este proyecto comprende la creación de la Red de líderes infantiles ambientales por mediación de las siguientes actividades:
• Foros Infantiles, cuya finalidad es elaborar agendas infantiles a nivel regional.
• Talleres. A través de las Corporaciones Autónomas Regionales se organizarán talleres en los cuales los niños se convertirán en multiplicadores de prácticas ambientales adecuadas. Estos talleres se realizarán en todos los parques del país.
• Encuentro Nacional Infantil, cuyo propósito es crear un espacio de reflexión nacional a nivel infantil sobre temas ambientales.
• Programa de producción de material educativo infantil, que incluye la realización de las agendas y la producción de software educativo que, a manera de juegos, introduzca al niño en la problemática de nuestro patrimonio ambiental. Se trabajará en la realización de juegos sobre la Sierra Nevada, Sierra de la Macarena, Amazonia, etcétera.
• Marcha de Proclamación de Veedores Infantiles. Para fortalecer la acción de los niños y potenciar su influencia social, se organizará la marcha nacional de proclamación de los niños como veedores del uso de los recursos naturales.
Juventud y Medio Ambiente
· Institucionalización: Propiciar la institucionalización de espacios de participación de los jóvenes en proyectos ambientales en el sector privado, gubernamental y no gubernamental
· Red de Organizaciones Ambientales Juveniles: Promover la incorporación activa de las Organizaciones Juveniles en el fomento y desarrollo de actividades orientadas hacia la preservación y conservación de medio ambiente
· Fondo de Iniciativas Juveniles Ambientales: Incorporar al sector privado empresarial al desarrollo de programas tendientes a potencializar el proceso de participación y aprendizaje de los jóvenes en los diversos ámbitos ecoproductivos de la sociedad.
· Espacios de Educación Informal: Crear y fortalecer con las CARs y la Dirección de Parque Naturales espacios educativos no formales que tengan como propósito la formación de valores culturales y ambientales en la juventud (ecoturismo juvenil)
Comunidades y campesinos:
culturas autónomas
El programa de comunidades y campesinos pretende contribuir a recuperar y difundir de manera amplia los saberes que las comunidades tradicionales han logrado construir en virtud de su relación multisecular con el medio. El reconocimiento de esos saberes podría ayudar a consolidar principios básicos de solidaridad social para animar un auténtico desarrollo sostenible. Permitiría así mismo entrever la posibilidad de articular orientaciones culturales alternativas con las orientaciones propias del racionalismo económico predominante. El proyecto incluye:
• Foros Regionales: Ambientes y Culturas Autóctonas.
• Líneas de Investigación:
La racionalidad campesina y su potencialidad ambiental. Promoción de la perspectiva reciente de las ciencias campesinas.
La arqueología, la paleoantropología y el saber ambiental de pobladores precolombinos andinos y no andinos (Su prototipo podrían ser, por ejemplo, las investigaciones de J. Parsons y de A. Falchetti y C. Plazas para el caso del bajo San Jorge y las de E. Reichel-Dolmatoff para el caso del Amazonas).
La antropología, la geografía histórica y el saber ambiental de pobladores poscolombinos andinos y no andinos.
• Colección: Oralidad y Poética de la Tierra y del Agua.
• Colección Visual: Hacia un Imaginario Ambiental.
Creación de un fondo como estrategia de apoyo para la recuperación de saberes tradicionales.
Coordinación interinstitucional:
una necesidad
• Nivel Nacional. Desarrollo de los mecanismos de coordinación y concertación previstos en la legislación. Creación de instancias institucionales que asuman el papel de multiplicadores en los organismos del Estado. Puesta en marcha de consejos y grupos de trabajo intersectoriales e interinstitucionales para la ejecución de la política.
• Nivel Regional y Local. Fortalecimiento de la capacidad de gestión y coordinación de las entidades, organismos e instituciones responsables de la educación ambiental. Puesta en marcha de los consejos y creación de los grupos de trabajo correspondientes a este nivel.
• Se ha conformado la Red de Educación Ambiental Tarapa con las Corporaciones Autónomas Regionales. Se espera que la red sea líder principal en la ejecución de las políticas y programas.
La invitación a fortalecer y animar una cultura del esfuerzo en donde cada colombiano está dispuesto a participar y cooperar en las tareas nacionales podría ser un punto de partida.
Anexo
Universidad y Ambiente
Aunque no se dispone de información cuantitativa y cualitativa debidamente actualizada sobre la situación imperante en las universidades colombianas con respecto a la “incorporación de la dimensión ambiental” en los programas curriculares así de pregrado como de posgrado, a la creación de programas de posgrado en ciencias ambientales y al desarrollo de la investigación ambiental en cuanto tal, es factible suponer que los adelantos o innovaciones que en este sentido se han llevado a cabo en los últimos cinco años, pese a sus posibles bondades, no han sido numerosos ni han alcanzado el nivel o carácter deseados. En consecuencia, es asaz probable que las conclusiones y recomendaciones contenidas en los diagnósticos más relevantes sobre este tema específico y, en un plano más general, sobre la formación y la investigación científicas en las universidades colombianas conserven aún gran parte de su validez.
Así las cosas, acaso sea necesario empezar por I. reiterar muy sucintamente algunas de las conclusiones más significativas de tales diagnósticos y, posteriormente, II. retomar y ampliar algunos enunciados ya expuestos en este documento sobre el tema de la formación ambiental en la educación superior.
Los resultados de los varios trabajos y discusiones realizados por la Misión de Ciencia y Tecnología, creada por el gobierno nacional en 1988, pusieron en evidencia ciertos problemas comunes en lo que concierne a la calidad de la formación académica en las distintas áreas de conocimiento -incluida la ambiental- y a la investigación1. Como característica general y primera de la formación académica, el consenso giró en torno a la ausencia de una sólida formación en los fundamentos de las distintas ciencias, ausencia debida en gran medida al carácter “profesionalizante” de la educación universitaria en general. A esta situación se suma el hecho de que un número muy considerable de centros de educación superior no poseen la infraestructura académica y física mínima, razón por la cual no es posible hablar de formación en investigación ni de la existencia de programas de investigación. En palabras de Diana Molina, “el actual sistema de educación superior no favorece la formación de profesionales en investigación”.
Los esfuerzos realizados hasta ahora en el campo de la investigación propiamente tal en el país se caracterizan de modo general por su aislamiento y discontinuidad. Las comunidades científicas de las diversas áreas de conocimiento son de tamaño muy reducido y no existen formas o mecanismos para evaluar los programas de investigación ni sus resultados. En las universidades la actividad de investigación continúa siendo una actividad marginal y depende, prácticamente, de la disponibilidad de tiempo de los docentes -que por lo general es exigua- y de su iniciativa personal.
En cuanto a la formación y especialización ambientales, los diagnósticos más importantes2 coinciden en señalar que sigue predominando una visión reduccionista y simplificada de la problemática ambiental. Esta perspectiva, según Augusto A. Maya, “se ha venido confundiendo tanto con los estudios [carreras y maestrías] de ecología como con las carreras e investigaciones en ingeniería ambiental”, y son éstos, continúa diciendo, “los dos aspectos que más se han desarrollado en los programas universitarios, pero ninguno de ellos considera en forma sistemática el tema ambiental”.3 Por consiguiente, puede afirmarse que no existe un tratamiento integral de la problemática ambiental en los programas curriculares de pregrado (formación básica) y en los de posgrado (nivel de especialización) apenas se ha iniciado.
Asimismo, como se indica en Cultura para la paz, la “incorporación de la dimensión ambiental” en los currículos de las carreras establecidas ha venido realizándose en forma tradicional. Esta incorporación ha consistido en la introducción de cátedras de ecología o, en el caso de las carreras tecnológicas, en la introducción de cursos sobre contaminación y tecnologías para su manejo. De acuerdo con esta situación, que quizá no ha variado sustantivamente en los últimos años, puede decirse entonces que la reflexión sobre las diferentes perspectivas científicas y sobre la forma (o formas) de su articulación en su comprensión de la problemática ambiental se halla en sus comienzos.
II
La problemática ambiental, problemática de naturaleza eminentemente social, generada y surcada por un conjunto de procesos sociales, ha emergido en el panorama contemporáneo como un cuestio-namiento a la racionalidad económica vigente y sus consecuencias (destrucción de la base de recursos de la humanidad, el incremento de la pobreza y la degradación de la calidad de vida de amplias capas de población). Sin embargo, no es posible responder a los complejos problemas ambientales sin transformar el plexo de conocimientos, valores y comportamientos que conforman la actual racionalidad social que genera dichos problemas. Por esta razón, la producción de nuevos conocimientos, nuevas técnicas y nuevas orientaciones en la formación profesional constituye uno de los grandes retos de la educación superior. En el plano de la producción de nuevos conocimientos -tarea esencialísima de la universidad, especialmente en el nivel de la formación avanzada (maestrías y doctorados)-, la problemática ambiental plantea la necesidad de empezar por internalizar (reconocer y apropiarse de) un saber ambiental que está surgiendo en un conjunto de disciplinas, tanto naturales como sociales4.
Es preciso contribuir a generar y sistematizar ese saber ambiental emergente que está problematizando los paradigmas actuales del conocimiento y la estructura académica del sistema educativo. Dicho saber ambiental está en proceso de construcción. Es un saber que nace diferenciado en relación con el objeto y campo temático de cada ciencia, un saber que induce una transformación desigual de sus conceptos y métodos. Así, pues, el saber ambiental, entendido como la constelación de conocimientos que viabilizaría un desarrollo sustentable y equitativo, no es un conjunto homogéneo. Si bien la reestructuración de este saber demandaría la integración “interdisciplinaria” de las ciencias existentes, también es cierto que en la actualidad para cada ciencia y cada disciplina está más o menos definido un espacio del saber que transforma sus paradigmas en el sentido de responder a la demanda de conocimientos que le plantea la problemática ambiental. Son estos cuerpos transformados de conocimiento, sin embargo, los que deberían proyectarse hacia una articulación interdisciplinaria.
Sería necesario entonces, por una parte, identificar y reconocer los avances que existen en la “ambientalización” de diferentes disciplinas -especialmente en el campo de las ciencias sociales (economía, sociología, derecho, antropología, urbanismo) y en aquellas ciencias que, por considerar muy de cerca la interfase naturaleza-sociedad, resultan profundamente cuestionadas por la problemática ambiental (como la geografía y la ecología)- y, por otra, integrar tales avances en los programas específicos de formación ambiental en el nivel de posgrado. Igualmente, es menester que las universidades realicen esfuerzos para configurar los campos temáticos que orienten el desarrollo del conocimiento y la producción de ese nuevo saber ambiental. En este último sentido, es preciso posibilitar espacios de investigación interdisciplinaria sobre problemáticas específicas mediante estudios de casos concretos. Estos espacios de investigación interdisciplinaria deberían estar abiertos, por igual, a docentes y discentes tanto de las ciencias naturales como sociales5. Asimismo, quizá sea necesario que las universidades adelanten procesos participativos de investigación con las propias comunidades y poblaciones que presentan problemas ambientales complejos y críticos. Finalmente, y refiriéndonos ya al tema y problema de la “incorporación de la dimensión ambiental” en los programas curriculares de las carreras tradicionales, estos procesos de investigación irían generando nuevos conocimientos teóricos y empíricos que podrían sistematizarse y desagregarse en nuevos contenidos curriculares para la formación ambiental en los niveles de posgrado y pregrado. El diseño curricular difícilmente podría elaborar sus contenidos sin atender este proceso social e institucional de generación del saber ambiental.
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1 Diana C. Molina, “La formación especializada en problemas ambientales y la financiación de la investigación ambiental”, en Ernesto Guhl N. (ed.), Medio Ambiente y Desarrollo, Bogotá, Tercer Mundo, 1994.
2 Seminario sobre Universidad y Medio Ambiente para América Latina y el Caribe (Bogotá, 1985) y Seminario Nacional sobre Universidad y Medio Ambiente (Bogotá, 1988).
3 Augusto A. Maya, “Perspectivas pedagógicas en la educación ambiental. Una visión interdisciplinaria”, en E. Guhl N. (ed.), ob. cit., p. 180.
4 Para esto y lo que sigue, véase Enrique Leff, “Sociología y ambiente: formación socioeconómica, racionalidad ambiental y transformaciones del conocimiento”, en E. Leff (comp.), Ciencias sociales y formación ambiental, Barcelona, Gedisa, 1994.
5 Esta proposición es suscrita por varios de los autores del texto ya mencionado Ciencias sociales y formación ambiental. Véase, por ejemplo, el artículo de Pablo Gutman “La economía y la formación ambiental”.
Para iniciar el camino
• Constituir el espacio propicio para la realización de un debate nacional sobre la forma (o formas) en que se ha desarrollado y se desarrolla el proceso de transferencia de tecnologías limpias y sobre las posibilidades y requisitos para la creación de una infraestructura que permita la producción endógena de dichas tecnologías.
• En aquellas universidades que dispongan de los recursos necesarios (humanos y físicos), apoyar la implementación y consolidación de institutos de investigación -estrictamente orientados hacia la generación de conocimientos ambientales- en los que sea factible la promoción y el desarrollo de investigación multidisciplinaria y eventualmente interdisciplinaria sobre la problemática ambiental a través de programas de posgrado (maestrías y doctorados). Como vínculo de recíproco fortalecimiento sería necesario considerar posibles mecanismos de interacción entre tales institutos y aquéllos adscritos al Ministerio del Medio Ambiente.
• Posibilitar la realización continuada de eventos académicos en los cuales pueda efectuarse un intercambio de experiencias sobre las actividades adelantadas en los ámbitos antes indicados.
• Con miras a arbitrar recursos financieros para el fomento de la investigación ambiental, establecer convenios con aquellas instituciones que en la esfera estatal (v. gr., Colciencias e Icfes) tienen como objetivo primordial apoyar la investigación científica y la cualificación de la formación superior y avanzada en el país.
• Auspiciar el intercambio académico entre las universidades colombianas y centros académicos del exterior de reconocida trayectoria en los campos ya mencionados. En este sentido, el Icetex podría diseñar un programa especial de financiamiento para científicos colombianos.
CULTURA PARA LA PAZ
Hacia una Política de Educación Ambiental
1995 - 1998
MINISTERIO DEL MEDIO AMBIENTE
Subdirección de Educación Ambiental
1995
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